La dependencia tecnológica: un riesgo para la memoria y capacidad cognitiva

La dependencia tecnológica: un riesgo para la memoria y capacidad cognitiva

La dependencia tecnológica disminuye los esfuerzos cognitivos activos como recordar números de teléfono, comprometiendo la autonomía cognitiva.


Hoy en día es habitual disponer de dispositivos digitales, como teléfonos móviles y ordenadores para almacenar datos, programar recordatorios o, incluso, realizar operaciones matemáticas básicas. Una práctica que ha disminuido significativamente la necesidad de recordar información por uno mismo, lo que, a largo plazo, afecta al entrenamiento de la memoria y a la capacidad de retención.

Dependencia tecnológica

Esta dependencia de la tecnología afecta también a la necesidad de realizar esfuerzos cognitivos activos, como recordar un número de teléfono o hacer cálculos rápidos. A medida que se delegan estas funciones a la tecnología, la capacidad de realizar estas tareas de manera autónoma se ve comprometida, lo que provoca una especie de «entumecimiento» cognitivo y limita las habilidades naturales.

“Es esencial aprender a hacer un uso correcto de la tecnología con prácticas que favorezcan nuestro bienestar cognitivo y emocional, de modo que podamos seguir entrenando y ejercitando nuestro cerebro de forma efectiva. Esto implica establecer límites saludables en la interacción con los dispositivos y dedicar tiempo a actividades que estimulen las capacidades cognitivas, como la lectura, la reflexión o la resolución de problemas. Al hacerlo, no solo preservamos nuestra salud mental, sino que también mantenemos nuestra capacidad para procesar y retener información, favoreciendo así un equilibrio que beneficie nuestro bienestar integral.”, declara Elena Luengo, directora de Innovación de Cigna Healthcare España.

Estrategias para prevenir la niebla mental

  1. Incorporar el détox digital. Ayuda a reducir el estrés y proporciona una pausa significativa para el cerebro, permitiéndole recuperarse de los frecuentes estímulos digitales.
  2. Cerebro activo, cerebro joven. Practicar actividades que impliquen el aprendizaje continuo, como estudiar un nuevo idioma o aprender a tocar un instrumento musical
  3. Mantener la autonomía cognitiva. Resolver pequeños desafíos mentales sin ayuda de un dispositivo electrónico permite entrenar la memoria, razonamiento y concentración y habilidades cognitivas, evitando el «entumecimiento» cerebral.
  4. Combatir la lentitud mental con la alimentación. Una dieta rica en nutrientes como los ácidos grasos omega-3, antioxidantes y fibra favorece el rendimiento cognitivo. Incluir alimentos como pescado azul, nueces, frutas y verduras frescas ayudar a combatir la lentitud mental y favorecer una mayor claridad y agilidad mental.
  5. Practicar el neurofitness. Actividades como resolver rompecabezas, sudokus, jugar al ajedrez o participar en juegos de mesa.

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