Ante el profundo impacto de la crisis COVID-19 a escala mundial, muchas compañías han realizado o están planificando cambios en sus programas de retribución y beneficios. Con un doble objetivo: tratar de amortiguar el impacto financiero negativo que la pandemia está generando en las operaciones del negocio, e implantar acciones concretas en beneficio de los empleados que están directamente afectados por la enfermedad.
Como explica Juan Guerrero Gil, director de Executive Compensation en la unidad Talent & Rewards de Willis Towers Watson en España, “entre estos programas y acciones surgen ejemplos como reducir y/o congelar las remuneraciones de los consejeros -ejecutivos y no ejecutivos-, directivos u otros empleados; ofrecer bajas remuneradas a empleados contagiados por el virus o en cuarentena obligatoria; mantener las retribuciones de los trabajadores que no están pudiendo realizar su trabajo como consecuencia del cierre de oficinas y con imposibilidad de trabajar en remoto, o proporcionar ayudas para facilitar ese trabajo en remoto del personal afectado”.
Decisiones de retribución
En lo referente a las decisiones retributivas, una de las áreas más delicadas por su implicación directa en el nivel de vida y el poder adquisitivo de los afectados. Willis Towers Watson recomienda a las compañías considerar la situación con un horizonte en el largo plazo. Y evitar tomar decisiones precipitadas, cortoplacistas y atendiendo exclusivamente a factores aislados relacionados con el COVID-19.
En este sentido, es fundamental ser consecuentes y equitativos para todos los niveles de la organización, aplicando coherentemente las mismas decisiones a los directivos que a otros perfiles (o incluso superiores en impacto). Los inversores van a analizar muy de cerca si estas decisiones afectan en la misma medida a los consejeros (ejecutivos y no ejecutivos) y directivos que al resto de la plantilla, explica la firma.
Reajuste de remuneraciones de acuerdo con la naturaleza de la actividad
Juan Guerrero Gil afirma que “estamos viendo a compañías llevar a cabo acciones muy contundentes ante esta situación, y anticipamos que se darán más intervenciones de este tipo en materia de remuneración y beneficios conforme se prolonguen los efectos económicos negativos derivados del COVID-19. Como empleador, es importante estar al día con las medidas llevadas a cabo en el sector ya que, debido a la transparencia de las medidas, los empleados y el resto de stakeholders sabrán fácilmente cómo se están aplicando en comparación con la competencia.”
Encontramos varios ejemplos a este respecto en compañías españolas: en el sector financiero Banco Santander ha reducido la retribución de la alta dirección y del consejo para apoyar la lucha contra el coronavirus y Ana Botín decidió rebajar su retribución a la mitad; Carlos Torres Vila y la cúpula de BBVA han renunciado al bonus de 2020, al igual que Caixabank y Banco Sabadell. Pero no son los únicos, encontramos ejemplos parecidos en Meliá, Indra, Merlin Properties e Iberia.
La experiencia del accionista y sus expectativas han de tomarse muy en cuenta
BlackRock ha sido el primer inversor institucional en confirmar públicamente sus expectativas en cuanto a las acciones que las compañías deben llevar a cabo para enfrentarse a la crisis del COVID-19. Esperan que las compañías sigan demostrando la fortaleza de su liderazgo y de las medidas que adopten frente a la pandemia y la volatilidad del mercado. Entienden que habrá cambios en los formatos de las juntas generales de accionistas, así como un impacto directo a nivel humano y de negocio.
Desde Willis Towers Watson señalan que los proxy advisors e inversores institucionales están publicando informes sobre cómo esperan que las compañías respondan al COVID-19 y, en concreto, sus expectativas en materia de remuneraciones. “Por el momento, hemos apreciado que las comisiones de remuneraciones, además de reducir la retribución de los consejeros ejecutivos en línea con el resto de la plantilla, están `esperando a ver qué pasa´ para tomar decisiones más drásticas”, afirma Guerrero Gil.
Recomendaciones en materia de retribución de consejeros y directivos
Para Willis Towers Watson, las medidas que se apliquen a la remuneración de consejeros y directivos para afrontar la crisis COVID-19 deben tomarse tras considerar el ciclo completo anual de desempeño. Como argumenta Juan Guerrero Gil, “A pesar de que esperamos que muchas compañías paguen los bonus en su rango inferior, algunas deberán considerar aplicar criterios discrecionales al finalizar el periodo. No creemos que vaya a haber muchos movimientos en este sentido hasta finales de año. De hecho, recomendamos a las comisiones de remuneraciones esperar a que los inversores institucionales se manifiesten de forma más clara sobre esta materia. En todo caso, todo este proceso exigirá mayor transparencia por parte de las compañías y un esfuerzo extra en el compromiso con los accionistas.”
Otra área muy a tener en cuenta es ajustar las métricas de rendimiento estableciendo márgenes más amplios de medición del desempeño para recoger adecuadamente los diferentes escenarios de cumplimento. Para la consultora, esto es aplicable tanto para las compañías que aún no han definido sus objetivos, como para aquellas con capacidad de redefinirlos. No obstante, en el caso de compañías cotizadas, todas estas actuaciones requerirán una explicación detallada en el informe sobre remuneraciones, acompañada de una justificación concreta de por qué resultan convenientes para la compañía y que, en todo caso, se encuentran alineadas con la política retributiva de toda la plantilla.
Reflexión sobre los incentivos a largo plazo
Finalmente, desde Willis Towers Watson señalan la importancia de reflexionar sobre qué parte de los incentivos a largo plazo se debe conceder tras la caída en los precios de las acciones. Junto con la incertidumbre económica actual, estamos viendo caídas drásticas en los mercados bursátiles. Habitualmente, frente a caídas de en torno al 20% – 25%, se suele plantear la posibilidad de disminuir el número de acciones a conceder, con el fin de evitar ganancias extraordinarias de los directivos por el puro movimiento del mercado.
“A través de comunicaciones con el proxy advisor ISS o con la Asociación de Inversores, entre otros, nos han informado de que estas normas seguirán siendo de aplicación. Los accionistas lo entenderán siempre y cuando la bajada se deba únicamente al COVID-19. Por ello, lo más probable es que los inversores recomienden considerar el precio de la acción de los últimos 12 meses para conceder el incentivo, y no el de los últimos 1 o 2 meses como es habitual”, explica Juan Guerrero Gil.
Alternativas en materia de retribución
Otras alternativas que se están planteando son: realizar las concesiones que estaban previstas, pero incluyendo la posibilidad de aplicar cláusulas discrecionales en caso de que se aprecie un beneficio excesivo por el simple incremento del mercado. Y aplicando criterios flexibles, por ejemplo, incluyendo la posibilidad de retirar una parte de la concesión, dentro de los primeros 12 meses, dependiendo del movimiento del valor de la acción durante ese periodo.
Así como establecer un límite en la concesión inicial (por ejemplo, de una caída del precio del 25%, cuando la acción ya venía cayendo con anterioridad al COVID-19). Retrasar la concesión a la espera de una mayor certeza o estabilidad, aunque no es posible cuándo puede llegar ese momento.
Existe la posibilidad de que se establezcan límites al pago futuro de incentivos a largo plazo, pero aún se desconoce desde la consultora si esta será una práctica extendida.
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