En enero de 2009, el ciclón Klaus provocó más de 265.000 siniestros cuyas indemnizaciones alcanzaron 549,52 millones de euros
Durante la jornada informativa del Observatorio de las Catástrofes de la Fundación AON España, celebrada en la sede de la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE el pasado 20 de noviembre, numerosos expertos en catástrofes naturales debatieron y aportaron datos muy significativos con respecto a las consecuencias derivadas de tormentas y tempestades.
En la sesión, que contó con la presencia del rector Julio Martínez en el acto de apertura, participaron como ponentes Alejandro Izuzquiza, director de operaciones del Consorcio de Compensación de Seguros (CCS); Pedro Tomey, vicepresidente de la Fundación AON España y presidente del Observatorio de las Catástrofes; Joachim Mathe, presidente ejecutivo de Munich Re España, e Ignacio García López, teniente coronel de la UME.
También intervinieron Luis Felipe Alvarado Sánchez Cortés, de Red Eléctrica Española; Jaime Diego Abad, investigador de la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE, en el ámbito de la “Vulnerabilidad ante tormentas y tempestades” y Patricia Maraña, investigadora de la Escuela de Ingenieros Tecnum de la Universidad de Navarra.
Entre noviembre de 2005 y febrero de 2017, las indemnizaciones por daños materiales a causa de las tempestades ciclónicas ascendieron en España a 877,27 millones de euros. Las correspondientes a los 265.236 siniestros causados por el huracán Klaus en las costas del norte y el levante español (549,52 millones de euros) supusieron uno de los mayores desembolsos de este periodo, seguidas por las compensaciones ocasionadas por el huracán Delta, en noviembre de 2005 (98,26 millones de euros), el Kurt, en febrero de 2017 (71,90 millones de euros) y el Xynthia, en febrero de 2010, cuyo importe se elevó a 57,59 millones de euros.
Estos datos, facilitados por Alejandro Izuzquiza durante la sesión dedicada al impacto de las “Tormentas y Tempestades” ponen de manifiesto la urgencia de establecer medidas preventivas con fines dirigidos al ahorro.
Y no sólo, pues las cifras resultan mucho más dolorosas cuando se refieren a las secuelas humanas. En los últimos 20 años, explicó Pedro Tomey, 3 millones de personas han perdido la vida a causa de los desastres naturales y otros 800 millones han sufrido daños físicos y psicológicos de diversa consideración.
Con los datos del Banco Mundial en la mano, Tomey señaló igualmente que además de las derivadas económicas, los desastres naturales arrastran a la pobreza a 26 millones de personas cada año. Por ello, afirma, “la combinación de las medidas preventivas frente a los desastres —sistemas de alerta temprana, protección social y pólizas de seguros— permitiría a los países y las comunidades ahorrar del orden de 100.000 millones de dólares y reducir en un 20 por ciento el impacto total de los desastres sobre el bienestar de la población”.
También Joachim Mathe —presidente ejecutivo de Munich Re España— aportó datos relevantes tanto con respecto a las diferencias entre daños causados y asegurados, como a las desigualdades territoriales. Entre 1980 y 2016, los huracanes y ciclones tropicales ocasionaron en todo el mundo daños cuyo importe superó los 4,2 billones de dólares. Sólo 1,1 billones tenían cobertura aseguradora.
Las zonas más afectadas, América del Norte y Asia, sufrieron daños de 1,6 billones de dólares respectivamente. Mientras en América del Norte los siniestros amparados por seguros ascendieron a 730.000 millones de dólares, en Asia las coberturas apenas alcanzaban los 135.000 millones de dólares.
Según el informe de Munich Re, a estas cifras habría que añadir la siniestralidad producida en 2017 (entre 100.000 y 125.000 millones dólares), muy lejos de las pérdidas de 45.000 millones provocadas por el huracán Katrina en 2005.
En cuanto a las actuaciones, según informó el teniente coronel de la UME Ignacio García López, la Unidad Militar de Emergencias ha intervenido, desde 2007, en 437 situaciones de catástrofe, de las que 68 se han producido en 2017.