Ante la tendencia alcista de la inflación y su consecuente inestabilidad económica, cada vez son más los ciudadanos españoles que recurren a productos financieros de rápido y fácil acceso. Entre los más populares destacan los llamados minicréditos, cuyos intereses ascienden a niveles muy peligrosos.
Según recoge la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) en su “III Barómetro de Minicréditos”, la TAE media por operación en España supera el 3.300%, con los valores más “bajos” situados en el 2.600% y los más altos por encima del 4.000%.
Minicréditos en tiempos de crisis
“Pese a tratarse de una constante en nuestra sociedad, pues siempre va a haber ciudadanos con dificultades económicas, el uso de minicréditos y otros productos financieros similares aumenta considerablemente en tiempos de crisis, pues se presentan de una forma directa y muy sencilla al consumidor necesitado de hacer un pago de forma inmediata”, explica la abogada del despacho Sanahuja Miranda Abogados Elena Arbiol.
La experta, que muestra su preocupación por el aumento de solicitudes de este tipo de créditos, pone el foco en el caso concreto de los minicréditos de plazos “superreducidos”, es decir, aquellos que deben devolverse, con sus correspondientes intereses, en menos de siete días.
“A través de los datos expuestos por este barómetro podemos observar como hay casos en los que la TAE se dispara hasta los 17 dígitos para créditos de 900 euros en un solo día. En definitiva, es necesario recordarle al consumidor que estas alternativas, pese a su fácil acceso, son rápidas y peligrosas a partes iguales”, añade.
Hasta 46 veces más caro que una tarjeta de crédito
En su estudio, Asufin destaca también la irrupción de un nuevo fenómeno: los minicréditos con dos meses de plazo. Además, en esta variante, con mayor margen de devolución y más cercana al préstamo convencional, la TAE sigue siendo muy alta: “Incluso en estos casos, la TAE alcanza el 838,00%, o, en otras palabras, 46 y 128 veces más que la media de las tarjetas de crédito y los préstamos al consumo, respectivamente”.
En términos prácticos, la asociación revela el alto precio de una operación llevada a cabo bajo estos términos. Si pedir 300 euros con una tarjeta de crédito tendría un coste medio de 2,16 euros, en el caso de los minicréditos de dos meses asciende hasta los 72,80 euros.
“El problema de base reside en que, sin ninguna excepción, pagar menos de lo que se dispone conlleva unos intereses y estos productos concretos tienen un tipo muy elevado dada su rápida tramitación. Por lo tanto, el mejor consejo que podemos darle al cliente es que, en el caso de que esté buscando una fuente de crédito, sea muy prudente, pues más allá de su elevada TAE las entidades acostumbran a ser poco transparentes, lo que deja al consumidor totalmente desprotegido una vez firmada la documentación contractual”, concluye Arbiol.
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