Arrenta introdujo hace un año productos específicos para contratos de alquiler de corta duración o temporada, y desde entonces han registrado un crecimiento sostenido. Se espera que este tipo de seguros crezca un 30% en 2024.
Estas pólizas están diseñadas para cubrir alquileres temporales motivados por trabajo, estudios o turismo, entre otros, y deben reflejar en el contrato las razones del alquiler, así como las fechas de inicio y finalización. Este tipo de arrendamientos ya representa el 20% del total en las grandes ciudades.
Una de las principales ventajas de los seguros para alquiler temporal es que, además de las coberturas habituales de los contratos de larga duración, también cubren el impago de rentas incluso después de la finalización del contrato, si el inquilino permanece en la vivienda, una situación cada vez más común.
El auge del alquiler de temporada tras la Ley de Vivienda
El alquiler temporal, así como las pólizas que lo respaldan, ha ganado tracción desde la entrada en vigor de la Ley de Vivienda hace más de un año. Estos contratos no están sujetos a los límites de precio establecidos por la ley, lo que los hace atractivos para muchos propietarios. Además, los profesionales inmobiliarios pueden seguir cobrando los costes de gestión de estos contratos a los arrendatarios, generalmente equivalentes a un mes de alquiler, lo que también impulsa su adopción.
A pesar de que la siniestralidad de los alquileres temporales es similar a la de los contratos de larga duración, Arrenta destaca la importancia de asegurar estos arrendamientos. No obstante, es crucial que los propietarios comprendan la diferencia entre ambos tipos de alquileres. Los contratos de corta duración están destinados a estancias temporales justificadas, como traslados por trabajo o estudios, y no pueden renovarse a menos que se conviertan en contratos de vivienda habitual mediante un anexo.
Mercedes Robles, directora general de Arrenta, aclara que “la duración del contrato no define su temporalidad, sino su finalidad. Una persona puede estar alquilada durante un año y medio con un contrato de temporada si el motivo es, por ejemplo, un traslado laboral para un proyecto específico”.
Estos contratos suelen tener una duración inferior a los 12 meses, aunque pueden extenderse hasta dos años o más, dependiendo del motivo del traslado.
Cobertura más allá de la finalización del contrato
Los seguros para alquileres de corta duración son esenciales para los propietarios, ya que protegen el impago incluso después de la finalización del contrato. Según Mercedes Robles, “si el inquilino permanece en la vivienda tras la conclusión del contrato, los nuevos seguros de alquiler temporal cubren al propietario hasta la recuperación del inmueble, con una protección de hasta 12 mensualidades y defensa jurídica”.
El coste de estas pólizas es comparable al de los seguros para alquiler de larga duración, con precios que oscilan entre el 3,5% y el 6% de la renta anual. Las coberturas pueden extenderse hasta 12 meses e incluyen, además, protección contra actos vandálicos, una cobertura crucial en contratos de corta duración.
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