MetLife ha querido recordar la importancia de apoyar el porvenir de los jóvenes, sobre todo, ahora, que se están formando en un mercado laboral cada vez más competitivo. Y este apoyo pasa por contar con una buena planificación financiera que garantice el futuro educacional de los hijos.
Según el estudio global “The Value of Education. Higher and higher”, llevado a cabo por HSBC, el 87% de los padres de todo el mundo ayuda a financiar la educación de sus hijos, conscientes de sus perspectivas y sueños. Sin embargo, hay muchas familias que desconocen los elevados costes que supone facilitar una educación completa, más allá de la universidad en el caso de que se quiera completar con Masters, prácticas, educación en el extranjero… y otras, no son conscientes de las cargas financieras que de por vida ellos o sus hijos podrían afrontar como resultado de no estar bien preparados.
MetLife destaca el papel de la familia
“Para MetLife, las familias representan un pilar fundamental de la sociedad, y de nuestra actividad, y por eso trabajamos para poner a su disposición soluciones que respondan a sus preocupaciones y ayuden a garantizar un ambiente seguro durante el crecimiento de sus hijos con vistas a su futuro”, declara Oscar Herencia, vicepresidente del Sur de Europa y director general de MetLife Iberia.
Pese a que el 74% de los padres utiliza los ingresos mensuales (básicamente la nómina) para financiar los costes de educación de sus hijos, muchos también hacen sacrificios personales como puede ser trabajar más horas (21%), aceptar un segundo trabajo (18%) o reducir la contribución a los ahorros familiares (20%). Para algunos padres, el hecho de no planificar con antelación puede suponer renunciar en el futuro a un estilo de vida o jubilación más acomodados, así como dejar de lado otros objetivos o ilusiones.
MetLife ayuda a planificar la educación de los hijos
MetLife anima a las familias a planificar minuciosamente la educación de sus hijos. Son muchos los factores que los padres deben considerar en las primeras etapas de la planificación financiera y, valorarlos de manera temprana, tendrá sus frutos en el futuro.
Cuando hablamos de costes de educación superior, no nos limitamos a matrículas y gastos universitarios; sino que también es importante considerar costes más difíciles de calcular y prever, como puede ser el alojamiento, en caso de que la universidad se encuentre lejos del hogar familiar, o los traslados, especialmente si los estudios se cursan en el extranjero en alguna de las etapas. Además, a todo ello habría que sumar un fondo para imprevistos (enfermedades, pérdida de puesto de trabajo, etc.), de manera que la partida dedicada a la educación no se viera comprometida.
En este sentido, desde MetLife se recomienda comenzar a ahorrar lo antes posible para la educación de los hijos, idealmente desde el momento de su nacimiento para, posteriormente, establecer un patrón de ahorro constante durante el resto de su juventud.
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