Según un estudio de DKV, el 88% de los niños consumen snacks y fritos cinco días a la semana y cerca de un 44% consume repostería comercial más de tres días
La obesidad infantil se ha convertido en uno de los mayores problemas de salud pública del siglo XXI. En España, el exceso de peso afecta a un 41,3% de los niños y niñas entre 6 y 9 años, según el Estudio Aladino de 2015, pero aun así, esta problemática no se encuentra entre los temas de salud y educación que más preocupan a los padres -con hijos hasta los 10 años-, tal y como revela el I estudio de salud y bienestar en la infancia elaborado por DKV y el Hospital Sant Joan de Déu.
La obesidad infantil depende de una gran diversidad de factores, entre ellos, la relación entre la genética y el estilo de vida, aunque también intervienen otros factores macro sociales, políticos y gubernamentales, y también, socioeconómicos.
Verduras y hortalizas vs chuches y snacks
En cuanto al estilo de vida, según el Dr. Rafael Casas, psiquiatra experto en obesidad infantil, uno de los factores que más inciden en la probabilidad de presentar sobrepeso y obesidad es la alimentación y, en concreto, la baja adherencia a la dieta mediterrránea con insuficiente consumo de frutas, verduras y hortalizas, de pescado y de legumbres, frente a un exceso de alimentos procesados, snacks, chuches y bebidas azucaradas.
El reciente estudio de DKV, realizado a padres y madres de niños hasta los 10 años, revela que una parte destacada de la población infantil no sigue las recomendaciones de limitar este consumo: el 88% come snacks y fritos cinco días a la semana o más, o que cerca de un 44% de los niños consume repostería comercial más de ttres días a la semana.
Asimismo, un 68,8% de los niños consume pescado o marisco dos o menos veces por semana, muy por debajo de la recomendación (3-4 raciones por semana), al igual que el consumo de legumbres, con solo un tercio de los niños que cumple las recomendaciones de 3-4 veces por semana.
Actividad física vs sedentarismo
Otro de los factores de riesgo es la insuficiente actividad física y el exceso de sedentarismo, muy relacionado con el elevado tiempo de televisión y uso de pantallas. Según el informe de DKV, el 72% de los padres participantes en el estudio consideran que el nivel de actividad física que realiza su hijo es bueno.
Aun así, el 11% mencionan que su hijo es sedentario entre 2 y 3 horas al día, por encima de las recomendaciones, y el 45% señalan que su hijo actúa de forma sedentaria entre una y dos horas diarias, ya sea sentado o tumbado viendo la televisión, o navegando o jugando con la tablet.
Relaciones sociales y conciliación familiar
Por otro lado, la poca relación familiar y social también se vincula con la obesidad infantil. Según el estudio de DKV, el 34% de los padres perciben que no dedican suficiente tiempo a su hijo. De hecho, solo el 40% de los padres y madres realizan actividades de ocio con sus hijos todos los días de lunes a viernes), mientras que el 16% realiza actividades más de tres días, el 27%, solo lo hace entre uno y dos días, y el 7%, ninguna.
Aun así, el porcentaje de actividad de padres con sus hijos aumenta los fines de semana hasta un 69%. Y en cuanto a la calidad del tiempo dedicado, el 82% de los participantes tiene un buen grado de satisfacción, aunque tan solo el 24% la definirían como “muy buena”, mientras que el 19% la definen como regular (16%) o mala/muy mala (3%).
Existen otros factores que inciden en la problemática, como la comunidad, es decir, la influencia del grupo de iguales, sobretodo en la adolescencia, o la influencia de la escuela en cuanto a promover hábitos saludables. O factores del entorno, como la gran oferta de alimentos y bebidas muy atractivos pero de bajo nivel nutricional disponibles en todas partes, la tendencia a consumir alimentos precocinados o congelados -que tienen mayor densidad energética- frente a los alimentos frescos, así como la publicidad de productos muy procesados como snacks, dulces y bebidas azucaradas.