No hay duda: en menos de tres años, el trasporte urbano y la movilidad personal en las grandes ciudades ha girado hacia la racionalización y sostenibilidad de manera radical. Primero fueron las bicicletas y los carriles bici. Después el carsharing y los vehículos eléctricos. Pese a los malentendidos iniciales, los nuevos medios parecían encajar sin dificultades en el paisaje urbano contemporáneo. Hasta que irrumpieron los patinetes eléctricos y, con ellos, el caos en aceras y calzadas.
Cuando parecía que la circulación de bicicletas en la ciudad se había encarrilado de manera pacífica, la falta de una regulación general sobre el uso de estos nuevos artefactos de transporte está generando en las ciudades un desorden insoportable para la convivencia. Los coches arrollan patines y bicis, las bicicletas y los patinetes eléctricos se disputan el territorio sin tener en cuenta al resto de usuarios de plazas y calles. Todos arrebatan a los peatones, arrojados a la intemperie e indefensos ante la violencia rodada, su derecho a transitar por las aceras sin ir de sobresalto en sobresalto.
Claro que no toda la culpa de semejante desbarajuste es achacable exclusivamente a la imprudencia de ciertos usuarios. La legislación no ha logrado desarrollarse con la velocidad a la que circulan estos pequeños cohetes con ruedas. La confusión y el desgobierno actual piden a gritos medidas claras y homogéneas que regulen la circulación de los nuevos vehículos de movilidad personal en armonía con peatones y transportes tradicionales.
En ciudades como Gandía, la ordenanza municipal de movilidad —que entrará en vigor en los próximos meses, adaptándose a la normativa de la Dirección General de Tráfico— exigirá el uso obligatorio de casco y chaleco reflectante y contratar un seguro de responsabilidad civil. También en Barcelona se marcado ciertas pautas como la identificación y el registro obligatorio de todos los vehículos de movilidad personal, bicicletas y ciclomotores de más de dos ruedas destinados a desarrollar una actividad económica. Para uso particular es recomendable.
Mientras en Las Palmas de Gran Canaria, los VMP disfrutan de una zona exclusiva para circular en doble sentido y por la calzada de 9 a 21 horas, la mayoría de los espacios urbanos se han convertido en un campo de batalla donde peatones, bicicletas, patinetes y otros medios de movilidad “sostenible” pelean por su propio hueco. A veces a dentelladas.
Y no sólo esto. Al margen de la guerra desatada entre el taxi y las empresas de VTC en España, alguna de ellas (Uber) está buscando la forma de ampliar su negocio mediante bicicletas y patinetes autónomos capaces de ir a buscar a sus clientes y a los puntos de recarga cuando sea necesario.
Ante el desarrollo vertiginoso de estos nuevos sistemas y lo que está por llegar en menos de lo que espera, es imprescindible elaborar con urgencia unas reglas del juego explícitas, sencillas y coherentes que minimicen riesgos y garanticen la seguridad y la convivencia pacífica de todos los ciudadanos, se muevan como se muevan. En ello está la DGT y también el sector asegurador, altamente implicado y dispuesto a colaborar en la evolución inteligente de la normativa necesaria.
Medidas que las encuentro desmedidas en cuanto al tema de las «ordenanzas municipales». Parece un abuso que cada ayuntamiento pueda legislar en cosas tan importantes o en perjuicio de la mayoría.
No es justo que todos los usuarios de patinetas y de bicicletas tengan que pagar por la irresponsabilidad de unos cuantos «asalvajados» que no respetan a nadie al circular mal, a excesiva velocidad y con chulescas expresiones. Tampoco mezclen a los usuarios de patinetes electricos con los ciclistas, no es el caso. Las autoridades se deben centrar en los que circulan mal y no en subyugar al resto. Esto sería una eficacia real, no debemos creer que los que exponen la vida de los demás lo van ha hacer menos por exigirles mas cosas o abusos administrativos. La obligatoriedad de un seguro hará que el irresponsable lo sea aun mas, por creerse cubierto, pues da falsa y peligrosa seguridad. Eso pasa con los coches y las perdidas para las aseguradoras son cuantiosas.
Desde las asociaciones ciclistas abogamos por un seguro universal gratuito y basico, a costa del gobierno (y que lo gestionen las aseguradoras, no hay problema en eso), para los peatones (causantes de miles de accidentes por sus imprudencias) y para todos los vehículos sin motor, bicis y patines, que son vehículos ecológicos a los que debemos proteger y no acosar con abusos, alcaldadas, mal enfoque y mala gestión, y en resumen, burocracia a evitar.
¿Porqué no plantean también un seguro, itv, chalecos, cascos, reflectantes, matricula, tasa de alcohol, carnet y mil abusos o restricciones mas para los peatones?