Estrategias para desconectar y reducir el impacto del FOMO

Estrategias para desconectar y reducir el impacto del FOMO

Desconectar regularmente de la tecnología y evitar comparaciones son claves para mitigar los efectos del síndrome FOMO, según especialistas.


El uso constante de las redes sociales y la necesidad de estar siempre conectados ha desencadenado un fenómeno conocido como FOMO, o “Fear of Missing Out” (miedo a perderse algo). Según un estudio publicado por la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), el 69% de los jóvenes de entre 18 y 34 años admite haber experimentado este síndrome.

Ansiedad y malestar emocional

“El FOMO se caracteriza por una sensación de ansiedad y malestar emocional derivada de la percepción de que otros están disfrutando de experiencias que nosotros nos estamos perdiendo. Este hecho, potenciado por la adicción a las redes sociales, tiene un impacto significativo en la salud mental, afectando tanto al bienestar emocional como a las relaciones interpersonales de quienes lo padecen”, señala María Calle, psicóloga de Blua de Sanitas.

Este trastorno puede desencadenar comportamientos impulsivos, como acudir constantemente a eventos, incluso cuando se está cansado o no se desea participar. “Este patrón de comportamiento contribuye a generar inseguridad, ya que las decisiones no se centran en el bienestar personal, sino en la comparación constante con los demás. De esta manera, en el largo plazo se puede generar una sensación de descontrol sobre las propias elecciones, afectando a la autoconfianza y el equilibrio emocional”, añade Calle.

Estrategias para evitar el FOMO

Limitar el uso de redes sociales. Pasar menos tiempo en plataformas digitales reduce la exposición a la «vida perfecta», muchas veces una visión reduccionista y sesgada de un ideal.

Enfocarse en metas propias. Tener objetivos claros ayuda a disminuir el FOMO, ya que disminuye el temor a perder oportunidades quizás diferentes a los valores individuales.

Redefinir el éxito. Reformular el éxito desde una perspectiva personal y de acuerdo con los propios valores para reducir la presión de competir o seguir las tendencias.

Desconectar regularmente. Aprovechar ese tiempo para realizar actividades como leer o pasar tiempo con amigos. Permite disfrutar de lo que se hace sin la presión de perderse algo en el mundo digital.

Huir de las comparaciones. Las comparaciones a menudo son engañosas, ya que las redes sociales a menudo muestran solamente una versión idealizada de la vida de las personas. Es esencial concentrarse en el propio progreso.

Aceptar la imposibilidad de estar en todo. La vida está llena de elecciones que implican la renuncia de otras. No estar en todo no significa perderse experiencias valiosas. Aceptar esta realidad permite disfrutar más de las decisiones tomadas sin arrepentirse de lo que no se hizo.

“En definitiva, la clave está en establecer un equilibrio entre el mundo digital y la vida real, manteniendo una perspectiva sana sobre lo que realmente importa. Tomar conciencia de este fenómeno y aplicar medidas de autocuidado es fundamental para proteger nuestra salud mental. Debemos disfrutar de nuestro propio camino sin prisas, aceptando que el éxito ajeno no afecta al desarrollo personal. No obstante, si aún con estas medidas continúa el deseo de estar siempre conectados, es aconsejable pedir cita, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, con un especialista para realizar un análisis más completo de la situación”, concluye María Calle,

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