El malestar emocional repercute en la salud dental



La ansiedad y el estrés pueden provocar bruxismo, úlceras bucales y la reactivación de enfermedades periodontales

La ansiedad y el estrés son malos compañeros de viaje, también en lo que respecta a la salud dental. Una de las consecuencias más extendidas derivadas de estas dolencias es el bruxismo, que consiste en rechinar o apretar los dientes mientras dormimos y, en algunos casos, incluso durante nuestra actividad diurna diaria. Este acto reflejo, totalmente inconsciente, no es más que la manera que tiene nuestro cuerpo de liberar las tensiones diarias acumuladas.

Apretar los dientes o deslizarlos hacia atrás y hacia delante de forma continuada conlleva incidencias tanto estéticas como funcionales: por un lado, las personas nerviosas suelen tener los dientes más pequeños, consecuencia del desgaste. Por el otro, la presión sobre los músculos de la mandíbula y los tejidos pueden provocar tanto dolores dentales y mandibulares -llegando incluso a afectar a la pulpa o al nervio dental- como dolores de cabeza o en los oídos. La presión mandibular también puede provocar la fractura de piezas dentales o prótesis fijas en aquellas personas que las lleven.

Para combatirlo, el doctor Antonio Munilla, de la clínica dental ADE Group, recomienda “utilizar protectores dentales y férulas de descarga durante la noche, para evitar dañar los dientes y paliar los dolores asociados”. No obstante, el problema de fondo no desaparece, puesto que si se dejan de usar los protectores, el bruxismo volverá a causar dolor. Por eso, “la solución acaba pasando por reducir el estrés con ejercicios de relajación, dormir las horas recomendadas y evitar alimentos duros y dulces”.

Más allá del bruxismo, el estrés puede provocar la reaparición de enfermedades periodontales en aquellas personas que las padecen de forma crónica, aunque se encuentren en estado latente. Periodos prolongados bajo el estrés conllevan la debilidad del sistema inmunológico y, por ende, la reactivación de estas dolencias.

Otra de las consecuencias asociadas a la ansiedad es la reducción del flujo salival. La saliva es fundamental para una buena salud bucal, por lo que una disminución de ésta puede ser un claro detonante de las úlceras bucales.

Cabe añadir que cuando emocionalmente no estamos bien tendemos a descuidar nuestra higiene bucal diaria. Además, es frecuente que ingiramos carbohidratos y azúcares en exceso, lo que conlleva que nuestros dientes sufren todavía más. Por ello es muy importante saber hasta qué punto nuestras emociones pueden repercutir en nuestra salud oral. Tomar consciencia sobre ello evitará males mayores derivados del estrés, la ansiedad o la depresión.

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