Hasta un 35% de las viviendas registra una temperatura igual o inferior a 19º C, que tampoco es compatible con el confort térmico. Esta situación puede ocasionar daños para la salud de las personas.
El 8% de los hogares pasará frío en invierno al tener una temperatura inferior a 17º y, un 35% mantendrá la temperatura entre los 18º y los 19º, por debajo de la temperatura recomendada que al menos debería ser 20ºC.
Esta es una de las conclusiones del “Informe sobre la Rehabilitación Energética en España. Una oportunidad para mejorar el parque edificado”, elaborado por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) y el Grupo Mutua de Propietarios especialista en soluciones alrededor de los edificios de viviendas, que alerta sobre los riesgos de esos parámetros para la salud de las personas, ya que ninguna de estas temperaturas es compatible con el confort térmico, y el rango por debajo de los 17º podría considerarse incluido en el concepto de “pobreza energética”.
El frío afecta a la salud
“El informe nos muestra una situación alarmante”, sostiene Borja Ribas, directivo del área de operaciones del Grupo Mutua de Propietarios, “ya que no hablamos solo de malestar térmico, sino que esta situación puede tener consecuencias adversas sobre la salud como enfermedades respiratorias, cardiacas e, incluso, mentales exacerbadas por las bajas temperaturas y el estrés que producen unas facturas de energía inasequibles”.
El informe revela la urgente necesidad de actuar sobre el parque edificatorio ya que, tras hacer un recorrido por la normativa y las estrategias españolas en materia de rehabilitación energética de edificios, se detecta que los valores de renovación del parque residencial en nuestro país son muy bajos con respecto a los de otros países de la UE. Mientras que en España en la última década se renovaban en profundidad aproximadamente el 0,8% de los edificios, en otros países como Francia o Alemania, el porcentaje se sitúa por encima del 15%.
Contra la pobreza energética
Estos resultados, que se alinean con los recogidos en la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024, del Ministerio para la Transición Ecológica, revelan que la falta de adecuación de este 8% de viviendas puede ser causa directa de un exceso de mortalidad estacional y del aumento de la prevalencia de enfermedades. Temperaturas por debajo de los 20 °C, también pueden considerarse fuera del rango de confort e igualmente poco recomendables, lo que aumentaría el porcentaje de la población afectada hasta el 38%.
Además de identificar el problema, el informe señala de forma directa la solución más eficaz para acabar con él. Según el presidente del CGATE, Alfredo Sanz, “para reducir el índice de población afectada por la pobreza energética, debemos insistir en la necesidad de reducción de la demanda energética de los hogares vulnerables como medida prioritaria. Según nuestras últimas estimaciones es necesario actuar sobre 3 millones de viviendas, el 12% del parque edificado y recomendable extender estas intervenciones de rehabilitación hasta los 8 millones”.
Las intervenciones prioritarias y más eficaces contra el frío
En cuanto a las intervenciones más eficaces, desde el CGATE y el Grupo Mutua de Propietarios se reitera que no existe una solución óptima única, ya que deben adecuarse a cada edificio con el asesoramiento técnico adecuado. No obstante, pese a que actuar de forma integral es lo más recomendable, en caso de que no sea posible es fundamental trabajar en la reducción de la demanda.
“No hay mayor ahorro de energía que aquella que no se necesita. Las medidas pasivas que reducen la demanda de energía son las más eficaces y duraderas en el tiempo. Se pueden conseguir con diversas estrategias, pero la más eficaz es la incorporación y/o aumento del aislamiento térmico de la envolvente. A ello se le suman otras mejoras como la reducción de puentes térmicos, la sustitución de carpinterías exteriores o la incorporación de sistemas de control solar”, asegura Sanz.
El “Informe sobre la Rehabilitación Energética en España. Una oportunidad para mejorar el parque edificado”. También señala la importancia de, una vez reducida la demanda energética, mejorar el rendimiento de las instalaciones y equipos. Evitando aquellos combustibles más contaminantes, incorporando nuevas tecnologías y maquinaria de última generación. Así como buscar la electrificación del sector, cuyo objetivo actual sería el 100% de electrificación para el año 2050. Por último, la tercera meta sería tratar de conseguir que el pequeño gasto energético resultante fuera cubierto en su gran mayoría mediante energías alternativas y renovables. Como la energía solar tanto térmica como fotovoltaica, la aerotermia o la geotermia, entre otras.
Diferentes escalas de intervención
Otro factor especialmente relevante en la idoneidad de la intervención y los objetivos a conseguir es la escala. “Intervenir puntualmente en viviendas de forma aislada o individual (salvo en unifamiliares independientes) es la intervención con mayores dificultades para obtener un resultado óptimo”, declara Borja Ribas. “La escala mínima recomendable será la de un edificio completo, consiguiendo aún mejores ahorros energéticos con menores inversiones si se consigue intervenir varios edificios de forma simultánea o incluso un barrio completo”, finaliza el directivo del área de operaciones del Grupo Mutua de Propietarios.
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