El seguro constituye un factor de seguridad y tranquilidad muy importante para los hogares pues contribuyen al desarrollo y bienestar económico social de los individuos. En MetLife recuerdan que llevan más de 153 años “ayudando a generaciones de personas de todo el mundo a proteger su hogar, sus finanzas, su familia y su futuro”.
Como especialistas en seguros de Vida, siempre hemos buscado formas de ayudar a las personas a vivir una vida mejor y más saludable. No en vano, en España, casi diez millones de españoles han confiado a los seguros de Vida 190.000 millones de euros que son la esperanza de su futuro. Por otro lado, más de 60.000 familias en nuestro país, que cada año sufren una pérdida inesperada, equilibran su situación económica gracias a los seguros. Y de ellos, unas 4.700 son familias no se ven sometidas a la tensión de dejar deudas porque todavía tienen una hipoteca pendiente.
El papel del seguro
Estas cifras aportadas por Unespa ponen de relieve el importante papel que juegan los seguros en nuestras vidas, si bien la pandemia ha provocado un cambio drástico de todo lo que se presumía inamovible e inalterable, haciendo que se reorganicen los valores de la sociedad.
Y es que, de acuerdo con las conclusiones extraídas de la investigación, “The Social And Económic Contributions Of The Life Insurace Industry”, llevada a cabo por MetLife en colaboración con The Battle Group, los seguros funcionan como un mecanismo de protección social contra aquellos riesgos difíciles de controlar como pueden ser los accidentes, el fallecimiento, la enfermedad, la incapacidad e incluso como apoyo ante unos ingresos bajos por jubilación, ayudando a construir un futuro más seguro.
Los seguros son un sistema de protección para las personas pues proporcionan una sensación de seguridad y tranquilidad, fomentan la mitigación de posibles pérdidas, favorecen la prosperidad y, en general, hacen que las personas sean más conscientes de la realidad de los riesgos y sus consecuencias.
Complementar la pensión
En ese sentido, constituyen un complemento vital al programa de prestaciones/pensiones de trabajadores que proporciona la Seguridad Social y que, en caso de no existir, los fondos de la Seguridad Social tendrían que aumentar considerablemente. Por ejemplo, en España, durante 2020, los seguros privados de Vida Riesgo cubrían a más de 30 millones de asegurados con unas previsiones técnicas de más de 194.000 millones de euros, según los últimos datos de la Asociación Empresarial del Seguro.
“Los seguros siempre han funcionado como una red de seguridad privada. En un momento en que la economía, tanto personal como pública, se ve afectada por la pandemia, la ayuda que proporcionan es más importante que nunca y desempeñan un papel único no solo en la seguridad y protección que brindan a las personas, sino también en la estabilidad y liquidez que proporcionan a los mercados financieros y a la economía en general”, declara Oscar Herencia, vicepresidente del Sur de Europa y director general de MetLife Iberia.
El seguro es una garantía financiera eficiente en costes
Además de ser un mecanismo de protección social, el seguro también tiene un impacto mucho más amplio y profundo pues gestiona, diversifica y absorbe los riesgos de las personas y suele ser un facilitador para el desarrollo de otras actividades productivas como la compra de una vivienda o la puesta en marcha o expansión de un negocio.
Este efecto opera también a nivel individual como una consecuencia natural de su valor de protección social y los seguros ayudan a miles de familias y hogares a evitar una caída en su nivel de vida. En este sentido, según los datos de la investigación de MetLife, el porcentaje de hogares que puedan experimentar un deterioro severo de sus finanzas en caso de sufrir una pérdida repentina se reduce de un 33% (sin seguro de vida) a un 6% (con seguro de vida). También pueden aumentar en un 16% el bienestar financiero de un jubilado de 65 años.
Y es que los seguros están diseñados desde sus comienzos para proteger contra el estrés y la ansiedad que puede generar no tener un respaldo o una garantía lo que puede inhibir la productividad individual y la creatividad.
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