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Festivales, mercados gastronómicos… la comida callejera ha alcanzado un estatus ‘gourmet’ con la proliferación en España de los ‘food trucks’, pero ¿Son seguros para los consumidores?
Un texto de Virginia M. Zamarreño
¿Quiere probar la última creación del mejor chef de la ciudad pero no le apetece gastar mucho dinero? Está de enhorabuena, seguro que puede seguirle a algún mercado callejero o festival gastronómico donde tenga aparcado su restaurante. Sí, aparcado. Porque hasta los mejores chefs, algunos con estrellas Michelín incluidas, se han sumado a la moda de la comida callejera y llevan sus artes culinarias a bordo de furgonetas de aire vintage a cualquier rincón de su ciudad.
Los ‘food trucks’ han llegado a España para quedarse y, aunque la comida callejera cuenta con muchas trabas administrativas y restricciones legales, tantas como municipios existen en el territorio español, esta tendencia continúa creciendo y sus defensores piensan que terminará consolidándose, como ya ha pasado en otras ciudades como Nueva York o Berlín.
Y debe ser verdad. Porque quien prueba esta experiencia gastronómica repite. Y porque es una de las maneras más accesibles para adentrarse en el negocio de la hostelería para los emprendedores del ramo. Y porque el sector asegurador ha visto en estos ‘restaurantes sobre ruedas’ un nicho de mercado prometedor.
Al menos así lo ha considerado Helvetia Seguros, la única compañía aseguradora que –de momento- cuenta con una póliza específica para los dueños de estas furgonetas con cocina incorporada. Ignacio Ciprés, agente de la compañía suiza especializado en asegurar a dueños de restaurantes ambulantes explica que “no es un mercado muy grande, acabamos de empezar, la primera póliza la firmamos en abril de 2015, hace un año y medio y de momento con bastante éxito”.
Muchos requisitos administrativos
Si está pensando en lanzarse a la aventura de cocinar en la calle, debe saber que no es tan sencillo. NI tan barato como aparenta. En España está prohibida la venta ambulante de alimentos, debe contar con una licencia municipal similar a la que necesita para montar un restaurante al uso. En algunos municipios, como por ejemplo Madrid, es necesario contar con un local físico que cumpla con una serie de características técnicas. La normativa no ayuda a poner en marcha un negocio que, aparentemente, puede instalarse en cualquier punto de la ciudad y que requiere de fuertes inversiones iniciales de capital y una dedicación exclusiva y hasta el momento dependiente de organizadores de eventos privados dedicados a la gastronomía.
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