
El Termómetro de la Diversidad muestra avances en contratación de personas con discapacidad, superando el requisito legal y destacando cambios culturales. El 76% de las organizaciones ofrece formación en accesibilidad y neurodiversidad, fortaleciendo estrategias de diversidad e inclusión.
En España, para una persona con discapacidad, entrar en el mercado laboral sigue siendo un camino lleno de obstáculos. La tasa de paro del colectivo continúa duplicando la del resto de la población y menos del 40% logra participar activamente en el mercado de trabajo. La fotografía es conocida, pero no por ello menos dura.
Sin embargo, entre estas sombras empieza a abrirse una luz. Los nuevos datos del Termómetro de la Diversidad, elaborado por Fundación Diversidad, apuntan a un avance que, aunque desigual, marca un cambio de tendencia. Las organizaciones analizadas alcanzan ya un 2,5% de personas con discapacidad en plantilla, superando el requisito legal del 2% y situándose por encima de la media nacional.
Pero la verdadera historia del informe no está solo en las cifras de contratación, sino en algo que rara vez aparece en los titulares: la cultura está cambiando.
La sensibilización despega: una transformación silenciosa pero decisiva
Nueve de cada diez organizaciones han empezado a romper el silencio en torno a la discapacidad. Conmemoran fechas clave, impulsan campañas internas, visibilizan a las personas con discapacidad desde dentro. Y no se queda ahí. El 76% ya ofrece formación específica en diversidad, muchas de ellas centradas en accesibilidad, trato adecuado, neurodiversidad o comprensión del día a día de las personas con discapacidad.
Cada vez más empresas están recurriendo a métodos distintos, juegos, dinámicas vivenciales, experiencias inmersivas, encuentros informales con personas con discapacidad intelectual o talleres guiados por centros especiales de empleo, para derribar prejuicios desde la empatía y la experiencia.
Este esfuerzo sostenido demuestra que la sensibilización ha dejado de ser una acción puntual; empieza a convertirse en una estrategia empresarial imprescindible para avanzar.
Avances visibles, barreras invisibles
Pero el Termómetro también revela un matiz esencial: la sensibilización está creciendo más rápido que los cambios estructurales. Las barreras ya no son, en la mayoría de los casos, fruto del rechazo. Son fruto del desconocimiento, de la falta de formación y de la ausencia de procedimientos que conviertan esa buena voluntad en cambios reales.
Los datos lo explican con claridad:
- Solo el 52% de las organizaciones fija objetivos concretos de representación.
- Menos del 60% evalúa el impacto de las iniciativas que pone en marcha.
- Apenas la mitad ha revisado sus procesos de selección y promoción para eliminar sesgos.
- Muchas compañías actúan con buenas intenciones, pero con medidas aisladas: una formación aquí, una acción interna allá, una adaptación puntual… sin una estrategia que asegure continuidad.
Un 3 de diciembre que exige pasar de la intención a la acción
Este Día Internacional de las Personas con Discapacidad llega con un mensaje rotundo: el compromiso existe, las organizaciones están avanzando, la conversación está más viva que nunca… Pero la inclusión real todavía tropieza con barreras que dejan fuera a muchas personas, dejando clara una realidad: el principal freno ya no es el rechazo, sino el desconocimiento:
- Muchas empresas quieren avanzar, pero no saben por dónde empezar.
- Otras creen que avanzan, pero no miden resultados.
- Y demasiadas dependen todavía del impulso aislado de una persona sensibilizada dentro de la plantilla.
El desafío ahora es claro: construir estructuras que sostengan la sensibilidad, para que la inclusión no dependa de la excepción, sino de la norma.