Agosto es el mes tradicional de vacaciones para muchos españoles. El turista es cada vez más digital y menos dependiente de las tradicionales agencias de viajes gracias al desarrollo de los buscadores de reservas, los comparadores online, las webs de reseñas y las fotos de otros viajeros. ¿Qué puede hacer la industria para no perder el control del mercado? La respuesta podemos encontrarla en el Big Data.
Gracias a éste las empresas turísticas poseen la enorme cantidad de información que los propios viajeros han ido dejando en Internet sobre sus gustos, hábitos y preferencias. Un rastro que puede ayudar al sector a personalizar sus servicios y a adaptarse a la demanda. De hecho, ya hay muchas empresas que lo están llevando a cabo.
Desde IMF Business School han analizado algunos casos prácticos del uso del Big Data en la industria turística:
Pulseras inteligentes. Estos dispositivos cuentan con un sistema de radiofrecuencia que nos permite abrir la habitación como si de una llave se tratase, almacenar los datos de las tarjetas de crédito o débito para realizar compras de una forma más rápida: también en parques temáticos como Disney nos ayuda para el control del pase rápido o para guardar las fotos que hayamos tomado. Además, disponen de sensores ocultos con información sobre el usuario que los empleados del parque pueden leer y, de esta forma, sorprender conociendo su nombre o con una felicitación si es su cumpleaños.
Oferta geolocalizada. ¿Reciben la misma oferta turística una persona en Sevilla que una persona en Galicia? ¿Y un cliente fidelizado y uno nuevo? Claro que no. Gracias al uso del Big Data las agencias y empresas turísticas pueden enviarles ofertas y ventajas personalizadas basándose en su geolocalización, el PIB, el tráfico, el tiempo en su ciudad, historial de búsquedas, de reservas y gastos en escapadas…
Aeropuertos 4.0. Solo en 2016, 230 millones de pasajeros transitaron por los aeropuertos de Aena. Los datos que proporcionan los viajeros e incluso su equipaje ayudan a las aerolíneas a planificar de forma eficaz los servicios y recursos a su disposición. Pero eso no es todo. Tanto la T4 del aeropuerto de Barajas como la T1 de El Prat se han sumado al Big Data con seeking. Esta tecnología les permite conocer de forma totalmente anónima cómo se mueven los pasajeros por ambas terminales, si visitan el duty free e, incluso, si alquilan un coche o coger un taxi.
Una bienvenida muy especial. Hay hoteles que realizan reuniones de equipo previas a la llegada de los nuevos huéspedes para conocer quiénes son, a través de la información pública de ellos en sus perfiles en redes o en la ficha de cliente si es repetidor. De esta forma, el equipo le da la bienvenida de forma personalizada, saludándole por su nombre o dejando en la habitación sus bombones preferidos. ¿El objetivo? Que el cliente repita.
Cobro directo del minibar. Ya existen alojamientos en los que no es necesario pagar a la salida lo consumido en el minibar, sino que realizan el cargo directamente en la tarjeta utilizada para pagar la estancia. ¿Cómo? El minibar cuenta con un registro de lo que tiene disponible y a través de sensores nos cobra el producto consumido, pero no en cuanto lo retiras, sino tras un plazo de 60 segundos por si sólo queríamos echarle un vistazo.
Para Carlos Martínez, presidente de IMF Business School, “los turistas hoy buscan experiencias diferentes y personalizadas. No quieren repetir cada vez que reserven en un hotel el tipo de almohada que utilizan o el tipo de cama que prefieren, y el uso del Big Data ayuda a los empresarios a mantener una relación mucho más personalizada con sus huéspedes, aumentando las posibilidades de que repitan”.
IMF Business School, conscientes de la dificultad de las empresas para encontrar perfiles especializados en estas áreas, se han unido con Indra para favorecer la formación en el sector y han puesto en marcha la I edición de becas de estudio del 100% dentro de su Máster en Big Data y Business Analytics.