Fundación Axa trae buenas noticias para el planeta



Buenas noticias para el planeta

La exposición Buenas noticias para el planeta resalta los efectos positivos de cuidar el entorno a través de 58 imágenes tomadas por los mejores fotógrafos del mundo

El malagueño Paseo del Parque acoge desde el 21 de febrero y hasta el 9 de abril de 2018, la exposición fotográfica al aire libre Buenas noticias para el planeta. Esta muestra patrocinada por Fundación AXA y organizada por Lunwerg, reúne cincuenta y ocho imágenes de fotógrafos nacionales e internacionales que nos recuerdan cómo las buenas prácticas y los gestos comprometidos pueden ayudar a salvar el planeta.

Frente a la avalancha de las noticias relacionadas con los aspectos negativos, violentos y trágicos que alimentan la mayor parte de los contenidos periodísticos, en esta ocasión la ya tradicional exposición fotográfica sobre temas medioambientales que cada año patrocina la Fundación AXA se centra en los sorbos de agua fresca que suponen todos los ejemplos exhibidos en la muestra.

Las fotografías destacan precisamente lo que se ha hecho correctamente para salvar espacios y especies, para lo que previamente ha sido necesario crear leyes, conocimiento y voluntades. En algunos casos ha bastado dejar que lo espontáneo siguiera siéndolo; en otros ha sido preciso indagar sobre los mecanismos menos conocidos del comportamiento de animales y plantas. Todo ello sin olvidar la movilización de ingentes recursos económicos que siempre acaban siendo rentables. Y es que los seres humanos somos los más beneficiados de la salud del planeta y su multiplicidad vital.

Parte de las acciones recogidas en la exposición se traducen en una ciencia mejorada y una más eficaz y eficiente gestión de nuestro patrimonio natural. ”Impedir el agotamiento, la pobreza, el afeamiento e incluso la extinción reporta una de las más íntimas satisfacciones para los que estamos implicados. Sin olvidar, por supuesto, la formidable alegría que provoca darnos esa excelente noticia que es darle buenas noticias a la vida”, explica el comisario de la exposición, Joaquín Araújo.

Recuperación de especies: las tareas de Noé

No hay nada mejor que la compasión. Tampoco nada más inteligente que no caer en la irracionalidad del desprecio y la violencia. Todas las acciones encaminadas a paliar las consecuencias de todo ello son importantes. No solo sobre los humanos, sobre los elementos y el resto de seres vivos. Se trata de sentirnos dañados por lo dañado. De animarnos a erradicar la creencia de que tenemos un derecho absoluto sobre todos los seres vivientes.

De la compasión nacen todos los esfuerzos por sanar, salvar y restituir. De ahí los logros que suponen las tareas de Noé para que la vida, tan náufraga hoy, sea salvada y quepa la posibilidad de volver a empezar.

Es el campo de la recuperación de especies donde se han alcanzado mayores. Frente a la mengua de las poblaciones de animales y plantas, el peligro de extinción de muchas especies y el empobrecimiento de nuestro primer patrimonio se han lanzado miles de botes salvavidas: investigaciones, legislación, vigilancia, protección, cría en cautividad, seguimiento, alimentación suplementaria…

Casos de éxito en la recuperación de espacios naturales

Igual que algunos paraísos fueron convertidos caos, podemos recorrer el camino en la dirección opuesta. Es el caso de ríos como el Támesis y el Sena o estuarios como la ría de Bilbao, que pasaron de lugares sin vida, sucios y envenenados a aguas de nuevo vivaces.

Sucede lo mismo con canteras, minas a cielo abierto o vertederos, convertidos en lagunas, arboledas, cultivos tradicionales e incluso parques y jardines de uso cotidiano. Somos, pues, capaces restaurar casi todo. Sólo hace falta la voluntad de invertir en lo más productivo que existe: nuestra propia sensatez.

De las leyes internacionales a las acciones individuales

Los estilos de vida actuales resultan del todo incompatibles con la continuidad de especies y paisajes. Es más, atentan contra lo esencial para la vida. Los individuos y las empresas, los gobiernos y los tratados internacionales ya abordan en diferente grado la rectificación que demanda la realidad física del planeta.

Cada persona, en la medida de sus capacidades, puede y debe acudir al rescate del planeta. La elección de medios de transporte no contaminantes, la alimentación o las formas de consumo sostenibles destacan en el repertorio de las buenas noticias. El uso de la bicicleta y el transporte público, el consumo de alimentos biológicos o un creciente vegetarianismo comienzan a equilibrar la balanza.

La acción legal a la hora de proteger ámbitos naturales y sus inquilinos corrobora los avances de los planteamientos proteccionistas. En 140 años se ha pasado de conservar un solo parque nacional a mantener 217.000 espacios protegidos en todo el mundo, el 15 % del planeta.

Con todo, las leyes y acuerdos nacionales e internacionales deberían ser el motor de estos cambios. Su velocidad de cumplimiento es siempre menor de la que necesita la biosfera, pero nunca se ha arreglado nada si no identificamos y admitimos que existe esa enfermedad.

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