En la sociedad globalizada e hiperconectada en la que vivimos el riesgo a sufrir un ciberataque es cada vez mayor. A pesar de que las nuevas tecnologías aportan numerosos beneficios a las empresas en diversos ámbitos, no hay que ignorar que tecnología y cibercrimen crecen al mismo ritmo, haciendo que la protección de la información sea cada vez más difícil.
El mercado de la ciberseguridad en España generó en 2017 una facturación de 1.200 millones de euros y crecerá a un ritmo de entre el 11 y el 13% en los próximos cuatro años, según las previsiones de la Unión Europea. Estos datos fueron facilitados por el Director del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), Alberto Hernández durante la XI edición del Encuentro Internacional de Seguridad de la Información (ENISE), quien también destacó que España sufrió en 2016 más de 115.000 incidentes de ciberseguridad.
En este contexto, la ciberseguridad adquiere una especial relevancia. Desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE), se señala que la creación de un clima de seguridad y confianza digital es vital para el desarrollo de una sociedad en la que cada vez es más frecuente el uso de dispositivos móviles y servicios en la nube. En el Decálogo de ciberseguridad para empresas se apunta que los avances tecnológicos ofrecen la oportunidad de nuevos modelos de negocio y formas de interacción con los clientes, convirtiéndose la ciberseguridad en “un factor diferenciador para la empresa al generar confianza en clientes y proveedores”.
Jon Michelena, director general de CEPREVEN, recalca la importancia de “no utilizar la misma contraseña para todo. Hay que buscar una fórmula con caracteres biométricos”.
En los países nórdicos, hace más de tres años que las aseguradoras incluyen un servicio de protección de identidad en las pólizas de hogar. En España se está siguiendo este mismo camino utilizándolo como herramienta para fidelizar a los clientes. Carlos Yaner, head of market management de Allianz considera que “el ciberriesgo es una realidad. Nuestros datos, fotos y patrimonio están en la web. Las aseguradoras estamos en el paso para poder proteger toda esta información”. En esta misma línea, Rafael Pedelaborde, director de desarrollo de negocio e innovación de Mapfre Asistencia, opina que “el rol que puede cumplir el sector asegurador es la protección del usuario en su día a día. El riesgo es enorme dada la gran exposición”.
La concienciación de las empresas y sus trabajadores también es uno de los aspectos más significativos para la ciberseguridad. Para Deloitte, las organizaciones deben educar a sus empleados y clientes en protección de información y sensibilizarlos en temas de cibercrimen. Enrique Martín, director de seguridad de la información y resiliencia operacional de Axa destaca las actividades que realizan las compañías para proteger la identidad de sus clientes, tales como “procesos de chequeo para que las apps sean menos vulnerables, simulaciones de correos señuelo para entrenar a los empleados frente al phishing”.
Además de la labor de las empresas para proteger la identidad, es imprescindible que el cliente también colabore. De acuerdo con el Estudio de 2017 sobre la ciberseguridad y confianza en los hogares españoles del ONTSI, los internautas españoles no utilizan medidas de seguridad porque consideran no necesitarlas o no estar interesados en ellas. Por ello, “lo primero es ser consciente de que la amenaza existe” afirma Santiago Sánchez, head of sales & distribution Spain & Portugal de Chubb.
La solución de protección de identidad de Affinion se ha convertido en líder en países como Noruega, Dinamarca y Suecia, llegando al 80% de una sociedad mucho más concienciada sobre los riesgos y la importancia de proteger la identidad personal. “Nadie te dice que cierres la puerta de tu casa o la puerta de tu coche, y ese camino es el que hay que seguir con el consumidor final en materia de protección de identidad digital”, afirma Eduardo Esparza vp country manager de Affinion España.