Los desastres naturales acaban con la vida de más de 60.000 personas al año



El estudio señala que los desastres naturales acaban con la vida de más de 60.000 personas cada año

El Instituto DKV de la Vida Saludable, a través de su Observatorio de Salud y Medioambiente, ha realizado el informe Cambio climático y salud, con el que pretende concienciar a la población acerca de esta materia coincidiendo con la celebración del Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, que se celebra hoy.

El informe señala que los desastres naturales acaban cada año con la vida de más de 60.000 personas. El aumento del nivel del mar y la mayor intensidad de los sucesos meteorológicos son hechos de creciente notoriedad que influyen en nuestra forma de vida. En las próximas décadas, la variabilidad de las precipitaciones afectará al suministro de agua dulce, amenazando la higiene y aumentando el riesgo de enfermedades como las diarreicas, que anualmente provocan 760.000 defunciones de menores de cinco años. El 92% de las catástrofes naturales están relacionadas con el clima, y cerca de 90 millones de personas se vieron afectadas el año pasado por los desastres climáticos.

Las olas de frío son proporcionalmente más críticas que las de calor. En nuestro país, por ejemplo, por cada día de ola de frío registrada entre 2001 y 2009 se produjeron 3,5 defunciones, mientras que por cada día de ola de calor fallecieron 2,9 personas. Madrid y Andalucía son las comunidades autónomas que más han padecido en los últimos años con motivos de este suceso climático. En el otro extremo se encuentra Navarra, la comunidad española más expuesta a los riesgos derivados de las altas temperaturas.

Por el contrario, el año pasado fue el más caluroso de la historia, y las altas temperaturas afectaron a más de un millón de personas en todo el mundo. Se detectaron hasta once olas de calor, siendo Francia el país más afectado por las temperaturas extremas, que causaron el fallecimiento de 3.275 personas. India y Pakistán también acusaron especialmente estas oleadas, registrando respectivamente 2.248 y 1.229 defunciones.

Existe una temperatura máxima media para cada zona del planeta. Cuando las olas de calor incrementan las temperaturas y sobrepasan dicho umbral, aumenta el riesgo de mortalidad. En España, la temperatura umbral más alta es de 40ºC, y se registra en Córdoba, Sevilla y Málaga. Por el contrario, A Coruña es la localidad que presenta la menor temperatura umbral (26ºC).

La Agencia Europea de Medio Ambiente estima que en 2050 se producirán cerca de 120.000 muertes adicionales al año con motivo de las olas de calor. La acción de los seres humanos sobre el planeta ha duplicado el número de olas de calor, y provocará un aumento de su intensidad y duración en los próximos años. Si no se toman medidas preventivas, el impacto económico alcanzará los 150.000 millones de euros.

El cambio climático ha derivado también en una creciente variabilidad e irregularidad de las precipitaciones. En 2015 se registraron 152 episodios de inundaciones, motivados por la fusión acelerada de los glaciares, la subida del nivel del mar, la inadecuada planificación del territorio y el incremento de las precipitaciones extremas. Hasta 16,4 millones de personas padecieron este desastre natural en India y más de la mitad del total de población mundial ha sido afectada por inundaciones.

Las sequías, por su parte, motivarán cerca de 200 millones de migraciones climáticas en el 2050. Son el elemento meteorológico extremo que más impacto ha tenido en el último año. En 2015 hubo 32 grandes sequías, que afectaron a más de 50 millones de personas en todo el mundo, obligando a millones de personas a migrar de su vivienda habitual en busca de escenarios saludables.

En este sentido, las previsiones convierten a España en un escenario de aumento de los extremos climáticos. Los modelos de predicción estiman un aumento general de las temperaturas en nuestro país, lo que supondría una reducción de entre el 10 y el 30% de la precipitación media anual. Este hecho incrementará la duración e intensidad de las sequías a finales de este siglo.

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