Los profesionales de Sanitas recomiendan los deportes más beneficiosos para los niños: artes marciales, atletismo, ciclismo, deportes en equipo y natación.
Los niños necesitan hacer ejercicio físico de forma regular para mantenerse sanos y felices. El deporte les ayuda a prevenir el sobrepeso, mejorar la salud del corazón, desarrollar sus habilidades físicas y mentales, socializar con otros y dormir mejor. Sin embargo, no todos los deportes son iguales ni aportan los mismos beneficios. Los expertos de Sanitas recomiendan algunos de los más adecuados para el desarrollo integral de los niños.
- Artes marciales. Mejoran la coordinación, la rapidez, la fuerza, la flexibilidad y los reflejos. Se adaptan al nivel de cada niño.
- Atletismo. Permite elegir entre diferentes actividades según las habilidades que se quieran potenciar (carreras, saltos, lanzamientos, etc.). Entrena la fuerza, la resistencia y la velocidad.
- Ciclismo. Fácil de practicar y les gusta a los niños. Refuerza el corazón, los pulmones y el sistema inmunitario. Se suele hacer al aire libre, lo que aumenta el bienestar personal.
- Deportes en equipo. Fútbol, baloncesto o voleibol son ejemplos de deportes que trabajan las capacidades físicas y las habilidades motoras en grupo. Fomentan la socialización, la cooperación, los valores positivos y la competencia sana.
- Natación. Actividad física muy completa que mejora la resistencia, la fuerza, la flexibilidad y relaja el cuerpo. Es buena para los que tienen problemas posturales.
Deporte inclusivo
El deporte inclusivo, que se practica entre niños con y sin discapacidad, tiene muchos beneficios para todos. La Fundación Sanitas lleva más de diez años promoviendo esta iniciativa que mejora el bienestar, la autoestima, la actitud, el sentimiento de pertenencia y la empatía de los participantes.
Según Delia García Moratilla, psicóloga de BluaU de Sanitas, estos deportes también desarrollan capacidades cognitivas como el autocontrol, el aprendizaje y la concentración. Además, aumentan la relajación, regulan el estado de ánimo y reducen la ansiedad o el estrés. Así, favorecen la sociabilidad y la autoconfianza, lo que ayuda a los niños a tener una buena estabilidad emocional.
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