Casi la mitad de los expatriados no recibe ningún beneficio médico por parte de su empresa



Ganar experiencia internacional y mejorar la calidad de vida son las principales razones de los trabajadores para marcharse

La cobertura del seguro médico es un factor básico para la mitad de las personas que deciden iniciar un futuro laboral en el extranjero. Esta es una de las principales conclusiones del último estudio sobre movilidad internacional presentado recientemente por la aseguradora de salud Cigna, Globally Mobile Individuals. Éste señala que el 40% de las empresas no proporcionan ningún beneficio médico a sus empleados. Es más, el 15% de los encuestados no cuenta con ninguna cobertura.

Eduardo Pitto, director comercial de Cigna, expuso las principales conclusiones del estudio. “La movilidad internacional es una forma de vida que, ya sea proactivamente elegida o por asignación, es cada vez más corta. Hace una década, ir al extranjero significaba un periodo de tres o cuatro años. Ahora, este puede llegar a durar menos de 12 meses”, afirmó. Algo que, sin embargo, no gusta demasiado a los millennials (jóvenes de entre 25 y 35 años), que ven más factible que esta migración temporal se convierta en algo permanente.

Cada vez más individuos buscan proactivamente un nuevo futuro laboral en el extranjero. De hecho, según refleja el estudio, la mayoría de expatriados (33%) buscaron un puesto que tuviese entre sus condiciones el traslado a otro país. Un porcentaje que sube en el caso de los destinados a Oriente medio (44%) o Europa (35%). El resto tuvieron que marcharse por orden de su empresa (19%), fueron reclutados por una compañía local (15%), encontraron trabajo después de que su pareja fuese destinada a otro país (12%) o consiguieron su empleo gracias a la ayuda de una universidad o escuela de negocios (7%).

Cada vez hay más personas que deciden desarrollar su carrera profesional en otros países. De acuerdo a los resultados del estudio, realizado a partir de 2.003 entrevistas online a empleados expatriados de entre 25 y 59 años, a la hora de decidir marcharse lo que más les atrajo fue la experiencia internacional que ganarían trabajando en el extranjero (74%). También les atrajeron la posibilidad de mejorar su calidad de vida (71%) y la oportunidad de salir de la monotonía y vivir una nueva aventura (70%), tanto a nivel personal como laboral.

Tres de cada cuatro empleados expatriados están felices con su vida actual en el extranjero. ¿Las razones? Han mejorado sus perspectivas laborales (70%) y situación económica (63%) y, según reconocen, tienen acceso a una asistencia sanitaria de calidad (61%).

Aparte de la cuestión económica y la mejora de la carrera profesional, estos empleados también valoran otras cosas. El 82% reconoce que ha construido muy buenas relaciones laborales con los compañeros de trabajo, y el 73% con los supervisores. El 64% también afirma tener una carga de trabajo razonable y el 56% destaca la oportunidad de aprender más y crecer laboralmente. Unos datos que contrastan mucho si se comparan con la población trabajadora en general, con una percepción media diez puntos porcentuales inferior a la de estos empleados.

Aunque los empleados expatriados están satisfechos con la experiencia de trabajar en el extranjero – salarios más altos y otro estilo de vida-, su índice de bienestar es peor que el de la población trabajadora general. Tiene una puntuación de 61,5/100, es decir, 1,8 puntos menor a la de un empleado corriente. Y es que, según reconocen, hay algunos aspectos a mejorar.

La situación financiera es uno de ellos. Las personas globalmente móviles siguen sin tener una buena situación  económica, o al menos no tanto como a ellos les gustaría. Menos de un tercio de los encuestados están satisfechos. También son negativos en cuanto a sus finanzas futuras: solo el 13% siente que tiene suficiente dinero para la jubilación, y únicamente el 12% asegura disponer de seguridad financiera en caso de inhabilitación laboral.

Otro de los grandes problemas es el tiempo que se dedica a la familia y la preocupación por los seres queridos. De hecho, la evaluación de esta situación es incluso inferior a la de la salud, con un 56,7/100. Y es que únicamente el 28% de los encuestados está satisfecho con el tiempo que pasa con su familia. En concreto, los pertenecientes a los sectores de la educación, manufacturas, bienes de consumo, industria farmacéutica, venta al por menor, hostelería y construcción son los que peor lo llevan.

El cáncer y sufrir un accidente, ambas con un 19% de adeptos, son las mayores preocupaciones en materia de salud. A este respecto, llama la atención que el miedo a sufrir cualquier tipo de enfermedad oncológica sea inferior a la media general de empleados (23%); también, que la cuestión de los accidentes sea tenida mucho más en cuenta por los empleados de movilidad internacional. A las anteriores les sigue la intranquilidad de padecer alguna enfermedad mental como la depresión (13%), que también contrasta con la percepción general de empleados, con un porcentaje del 7% de individuos preocupados.

En caso de enfermedad grave, el 49% optaría por ser atendido en el lugar de trabajo, aunque estos datos varían según la región, nivel y coste de la atención médica disponible. En concreto, para el 26% de los empleados ubicados en Europa, EEUU y África la calidad asistencial del lugar donde residen es un factor decisivo a la hora de elegir quedarse.

Respecto al 51% restante que preferiría recibir un tratamiento en su país de origen, el 20% valora, sobre todo, el hecho de estar cerca de la familia y amigos en un momento tan delicado. Estos pertenecen, sobre todo, al grupo de expatriados ubicados en Asia Pacífico y Medio Oriente.

La seguridad laboral es otra de las grandes preocupaciones de las personas con movilidad internacional. Y es que uno de cada cinco empleados teme perder su trabajo. La principal razón de que este aspecto se haya convertido en una de las principales inquietudes es que muchos de los empleados expatriados querrían permanecer en su país de destino muchos años más. Este es el caso de los encuestados residentes en EE.UU. Más de la mitad llevan viviendo allí más de siete años y, de estos, el 64% quiere quedarse permanentemente.

Además, un 19% de los empleados expatriados se siente solo, porcentaje que aumenta hasta el 25% el caso de estar soltero o no vivir acompañado. Gran parte de los encuestados, independientemente de su estado civil, confiesan, además, tener problemas para socializar fuera del trabajo.

A esto hay que sumar la falta de seguridad que sienten muchos de estos empleados: un tercio reconoce tener mayor sensación de inseguridad respecto al año pasado debido a la agitación política y a otros factores macroeconómicos. Una sensación que aumenta en los expatriados residentes en Estados Unidos (42%) y África (31%).

Para la elaboración de este estudio se realizaron un total de 2.003 entrevistas online a empleados expatriados de entre 25 y 59 años que trabajan en 20 países diferentes de Asia-Pacífico, Oriente Medio, África y Estados Unidos.

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