Las empresas pueden ser sancionadas por errores de sus empleados en materia de competencia. Las multas pueden alcanzar hasta el 10% de sus cifras de ventas del año anterior. Ese fue el contundente mensaje que quiso transmitir Amadeo Petitbò, exvocal y expresidente del Tribunal de Defensa de la Competencia, durante su intervención en la última edición de los Encuentros Degussa.
Legislación sobre la competencia
El profesor Petitbò explicó de forma muy didáctica y utilizando casos reales una serie de conductas prohibidas de las que muchas veces “no son conscientes ni directivos ni empleados”. Unas conductas con las que, señaló, “hay que tener mucho cuidado porque el incumplimiento de la legislación que regula la competencia, que supervisa la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia, puede resultar caro y tener un alto coste reputacional”.
Amadeo Petitbò realizó un pequeño recorrido histórico sobre los orígenes de las normativas de defensa de la competencia y señaló que todos los países avanzados la regulan y que los pioneros fueron Estados Unidos y Canadá a finales del siglo XIX por motivos políticos. Una época en la que los economistas crearon los principios teóricos que la sustentan. “Y también en esos primeros momentos ya se dieron cuenta de que no todos los acuerdos entre empresas son conductas anticompetitivas”, añadió, introduciendo uno de los aspectos que más repitió a lo largo de su exposición.
¿Por qué esa defensa de la competencia?
El ponente lo explicó de forma muy clara: “si el precio baja, la cantidad demandada sube y todo esto supone un beneficio para el interés general”. Los principales enemigos de la competencia son, en su opinión, los monopolios, cuya principal aspiración es la “tranquilidad”, algo que choca con lo que quiere el consumidor.
No obstante, opinó que existe mucha regulación ineficiente y también muchos acuerdos entre empresas que no suponen un ataque a la competencia.
Multas millonarias
Las grandes empresas deben tener un especial cuidado con los acuerdos que realicen verbalmente algunos empleados, de los que ni siquiera se entera la cúspide de la compañía, y a los que luego aluden en correos electrónicos, porque, aunque no se materialicen, la empresa puede ser acusada de cártel en caso de ser objeto de una inspección. Si es considerada culpable, se enfrenta a multas de hasta el 10% de las ventas del año anterior, “algo que, en algunos casos, puede ser superior a los beneficios obtenidos en un año”.
Para evitar estas infracciones inconscientes, recomendó que las compañías formen “o, al menos, informen” a sus empleados sobre la Ley de Defensa de la Competencia y el peligro de realizar acuerdos que puedan suponer restricciones a la misma.
Pactos ilegales
Entre los pactos que suponen una ilegalidad están los que se hacen para fijar precios, para distribuirse los mercados o los abusos de posición de dominio. Acciones contra las que la Comisión Nacional de Mercados y Competencia actúa cada vez más como consecuencia de una denuncia, según el ponente. Otras veces las descubre de motu proprio. También “entre sus funciones se encuentra la de examinar las operaciones de concentración que superen un determinado umbral”, explicó Amadeo Petitbò ante un público que se mostró muy interesado y abordó diferentes aspectos del asunto en el turno de preguntas.
Encuentros Degussa
Los Encuentros Degussa son un espacio de divulgación e intercambio de ideas, que cuentan con la participación de destacados directivos, académicos, políticos y profesionales. Su objetivo es fomentar “un diálogo genuino en el que participen clientes, socios, amigos y proveedores”, explica Tomás Epeldegui, director de la empresa alemana en España. En ellos se abordan asuntos de actualidad, análisis de coyuntura económica y otros vinculados a la propia actividad de Degussa, la inversión en metales preciosos.
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