El Museo del Prado y Fundación AXA emprenden el viaje hacia la cara oculta de las obras de arte, su reverso.
El Museo del Prado, en colaboración con la Fundación AXA, presenta una exposición que propone un singular acercamiento a la pintura. La exposición, estructurada en capítulos sobre los aspectos relacionados con las traseras, acogerá artistas que por vez primera se exponen en el Prado:
- Van Gogh (1853-1890)
- René Magritte (1898-1967)
- Lucio Fontana (1899-1968)
- Pablo Palazuelo (1915-2007)
- Antoni Tàpies (1923-2012)
- Sophie Calle (1953)
- Vik Muniz (1961)
- Michelangelo Pistoletto (1933)
- José María Sicilia (1954)
- Wolfgang Beurer (f. 1480-1504)
- Louis-Léopold Boilly (1761-1845)
- Carl Gustav Carus (1789–1869)
- Vilhelm Hammershøi (1864–1916)
- Martin van Meytens (1695-1770)
- Wallerant Vaillant (1623-1677)
- Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938
- Max Liebermann (1847-1935)
Reversos: el soporte de las obras como objeto de análisis y fuente de relatos
La muestra se adentra en la revisión integral del reverso de sus colecciones. Localiza en algunos de los más importantes museos del mundo ejemplos de cómo se puede enriquecer la apreciación de las obras de arte cuando su contemplación no se limita al frente.
El artista tras el lienzo
Partiendo de la contemplación de Las Meninas, Miguel Ángel Blanco, como comisario de esta exposición, plantea un singular acercamiento a la pintura dando la vuelta a las obras para propiciar en el visitante una relación nueva con los artistas.
Esto no es una trasera
El capítulo —parafraseando a Magritte— reúne algunos trampantojos que representan reversos de pinturas. El bastidor como cruz es otra sección que se dedica a la estructura invisible del cuadro, usualmente una cruz de madera que, entre otras cosas, permite agarrarlo cuando va a moverse de lugar.
Las Caras B
Es el capítulo central de la exposición. Se dedica a las obras que pueden calificarse como “bifaces”. En ellas, el reverso tiene entidad artística y complementa la imagen principal en diversas modalidades Puede mostrar la espalda de una figura que se veía de frente, un paisaje o una escena alegóricos que matizan el sentido de la representación principal, información heráldica, temas religiosos vinculados, retratos… Se añaden algunas obras en las que el reverso expone huellas del proceso de creación.
Más información al reverso
Aborda un problema clásico en la pintura. A pesar de que palabra e imagen convivieron con cierta facilidad hasta la Edad Media, llegó el momento en que los artistas confiaron a la segunda todo el peso de la narración. Cuando necesitaron transmitir datos, identificar temas o personajes, incluir textos accesorios o comentarios sobre la realización de la obra, lo hicieron casi siempre escribiendo en la trasera. La exposición es una oportunidad única para explorar la dimensión oculta de las obras de arte y descubrir historias contenidas en los propios materiales.
Ornamentos y fantasmas
Descubre en los reversos historias contenidas en los propios materiales: telas que tuvieron usos domésticos o que dan cobijo a involuntarios fantasmas que aparecen al ser traspasadas por los aceites. Por otra parte, en Pliegues, cortes y recortes, las antiguas restauraciones y las modificaciones que se efectuaron para adaptar las pinturas a nuevas ubicaciones o nuevos usos, quedan a la vista en reversos que incluyen remiendos, recortes o dobleces que condenan de cara a pared una parte de la imagen.
De espaldas, frente a la pintura. Dados la vuelta
Tanto en las representaciones del artista trabajando en el taller como en la captación del público en acto de contemplación de las obras, en museos o exposiciones, es relativamente abundante que se nos muestren. En esta sección el espectador espía a los artistas desde atrás, lo que provoca un dinámico juego de posiciones y de ocultación de miradas.
Naturaleza de fondo
Este último capítulo investiga en la colección del museo qué materiales más o menos inusuales han servido de soporte a la pintura a lo largo de los siglos. Se ha encontrado cobre, hojalata, pizarra, alabastro, corcho, ladrillo, porcelana o marfil. Y lo que siempre hay en las traseras: polvo.
La exposición puede visitarse en las salas A y B del edificio de Jerónimos hasta el 3 de marzo de 2024.
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