Allianz ha presentado la undécima edición de su “Global Wealth Report”, que analiza la situación de la riqueza, activos y deuda de los hogares en casi 60 países. El informe concluye que 2019 fue año con mayor crecimiento de los activos financieros a nivel global de la última década. Además, destaca que los activos financieros a nivel mundial también aumentaron en el primer semestre de 2020 a pesar de la pandemia y que la desigualdad entre ricos y pobres ha aumentado nuevamente.
En España los activos crecen un 6% en 2019
En el caso de España, los activos financieros brutos de los hogares aumentaron un 6% en 2019, es el crecimiento más grande desde la crisis de la zona euro. Este crecimiento extraordinario fue impulsado por los mercados financieros, donde los instrumentos de renta variable y fija crecieron en promedio un 6.7%. Las carteras de inversión españolas están compuestas principalmente de depósitos bancarios (38%) e inversiones en el mercado de valores (43%). El inversionista español promedio no es adverso al riesgo, y se refleja incluso en las compras de pólizas de seguro, que comprenden un 16% de las carteras de inversión.
Por otra parte, los pasivos aumentaron marginalmente (0,3%), y con ello el valor neto de los hogares españoles se disparó un 8.9%; un buen año tras haber disminuido un 0,8% en 2018. El coeficiente de endeudamiento en España (pasivos como porcentaje del PIB) ha ido disminuyendo paulatinamente desde la crisis del 2008 donde llegó a pisar el 88% y hoy apenas alcanza en 62%. Son buenas noticias para la estabilidad financiera de los hogares.
Es innegable el fuerte impacto que está teniendo la Covid-19 en España. La desaparición del turismo, y el cierre de la economía dejarán heridas económicas que no sanarán fácilmente. La cooperación internacional y el apoyo público a la industria y los hogares será crucial para la recuperación económica del país, explica la compañía.
Un año extraordinario para la riqueza mundial
Por primera vez en los últimos diez años se pudo reportar un crecimiento tan significativo en los activos financieros globales: a nivel mundial, los activos financieros brutos[1] crecieron un 9,7% en 2019, registrando el crecimiento más fuerte desde 2005. Es un comportamiento asombroso ya que 2019 estuvo empañado por el malestar social, la escalada de conflictos comerciales y una recesión industrial. Pero a medida que los bancos centrales dieron marcha atrás y se embarcaron en una flexibilización monetaria, los activos en los mercados de valores aumentaron un impresionante 13,7% en 2019; el crecimiento más acelerado del siglo XXI.
Las tasas de crecimiento de las otras dos principales clases de activos fueron menores, pero destacables: los seguros y pensiones alcanzaron un crecimiento del 8,1%, reflejando principalmente el aumento de los activos subyacentes y los depósitos bancarios aumentaron un 6,7%. De hecho, todas las clases de activos registraron un crecimiento significativamente superior a sus promedios de largo plazo desde la crisis financiera del 2008.
Otra peculiaridad de 2019: a lo largo de todos los años, el ranking de crecimiento regional solía estar dominado por los mercados emergentes, especialmente China. No fue así en 2019. Las regiones que registraron un crecimiento más acelerado de la riqueza fueron, por mucho, las más prósperas: Norteamérica y Oceanía, donde los activos financieros brutos de los hogares aumentaron un record 11.9% cada una. Como consecuencia, por tercer año consecutivo, los mercados emergentes no pudieron superar a sus contrapartes de las economías avanzadas. El proceso de convergencia de prosperidad entre economías avanzadas y en emergentes se ha estancado.
¿Crisis? ¿Qué crisis?
La misma historia está a punto de repetirse en 2020, pero de manera extrema. A medida que la Covid-19 hundía la economía mundial en su recesión más profunda en los últimos 100 años, los bancos centrales y las autoridades fiscales alrededor del mundo dispararon bazucas monetarias y fiscales sin precedentes, protegiendo a los hogares y sus activos financieros de las consecuencias de un mundo desordenado.
La compañía estima que los hogares en economías avanzadas han podido recuperar sus pérdidas del primer trimestre y registraron un ligero aumento del 1.5% en los activos financieros globales a finales del segundo trimestre del 2020 como depósitos bancarios, impulsados por generosos esquemas de apoyo público y ahorros preventivos que, en términos globales, aumentaron un 7.0%. Es muy probable que los activos financieros de los hogares privados puedan terminar 2020, el año de la pandemia, en positivo a nivel global.
“Por el momento, la política monetaria ha salvado la batalla”, señala Ludovic Subran, economista jefe de Allianz. “Pero no debemos engañarnos. Las tasas de interés cero y negativas son un veneno dulce. Socavan la acumulación de riqueza y agravan la desigualdad social, ya que los propietarios de activos pueden embolsarse ganancias inesperadas. No es sostenible. Salvar el día no es lo mismo que ganar el futuro. Para eso, necesitamos más que nunca reformas estructurales posteriores al Covid-19 para sentar las bases de un crecimiento más inclusivo».
Cambio de tendencia en la riqueza global
La desigualdad de riqueza entre países ricos y pobres se ha ampliado nuevamente. En el 2000, los activos financieros netos per cápita eran 87 veces más altos (en promedio) en las economías avanzadas, que en los mercados emergentes; en 2016, este número había caído a 19. Desde entonces, ha vuelto a subir a 22 (2019).
Esta inversión del proceso de convergencia es generalizada. Por primera vez, el número de miembros de la clase media mundial ha disminuido significativamente: de poco más de mil millones de personas en el 2018, a alrededor de 800 millones de personas en 2019. A pesar de esto, el desarrollo desde principios de siglo y el auge de los mercados emergentes sigue siendo impresionante, especialmente en Asia. Si ajustamos los datos al crecimiento de la población, la riqueza de la clase media global creció casi un 50% y la riqueza de la clase alta un 30%, mientras que riqueza de la clase baja disminuyó en casi un 10%.
Aumenta la desigualdad
A pesar de este progreso, el mundo sigue siendo un lugar muy desigual. El 10% más rico del mundo (52 millones de personas en los países incluidos en el estudio con activos financieros netos promedio de 240 000 EUR) poseen, en conjunto, aproximadamente el 84% de los activos financieros netos totales en 2019. Entre ellos, el 1% más rico, con activos financieros netos superiores a 1,2 millones de euros, posee casi el 44% de la riqueza. El desarrollo desde el cambio de milenio es sorprendente: mientras que la participación del decil más rico se ha reducido en siete puntos porcentuales, la del percentil más rico ha aumentado en tres puntos porcentuales. De modo que los superricos parecen estar alejándose cada vez más del resto de la población.
“Es bastante preocupante que la brecha entre países ricos y pobres comenzara a ensancharse nuevamente incluso antes de que el Covid-19 llegara al mundo”, comenta Patricia Pelayo Romero, coautora del informe. “Porque es muy probable que la pandemia aumente aún más la desigualdad, lo que representa un revés no solo para la globalización, sino también perturba los servicios de educación y salud, especialmente en los países de bajos ingresos. Si cada vez más economías se vuelven hacia sí mismas, el mundo entero será un lugar más pobre».
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