Solo el 30% de los empleados tiene resiliencia, según un estudio de Aon

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El 77% de las empresas españolas está de acuerdo en que ofrecer programas de bienestar mejora la motivación, el rendimiento y la productividad de los empleados, aumentando su resiliencia. Un nuevo Informe de Resiliencia de Aon analiza la opinión de empleados y empresas de cinco de los principales países de Europa, detectando que sólo el 30% de los empleados son resilientes.

El informe muestra, además, que el nivel de resiliencia puede triplicarse cuando las empresas  adoptan un enfoque integral a la hora de implantar medidas y programas de apoyo para sus personas. Los empleados con poca resiliencia muestran un nivel de engagement un 55% más bajo y tienen un 42% menos de probabilidades de querer permanecer en su actual empresa. En España los datos son similares, con un 29% de los empleados resilientes.

Los datos del informe fueron recogidos a lo largo del mes de marzo de 2020 en el contexto de la pandemia mundial de coronavirus (COVID-19), con participantes en Reino Unido, Francia, Italia, Holanda y España.

La resiliencia de los empleados

El Informe de Resiliencia revela que a pesar de que las iniciativas de salud y bienestar están bien consideradas por los empleadores, con un 80% reportando que están de acuerdo en que son beneficiosas para sus organizaciones, los programas no dan como resultado la creación de una fuerza laboral resiliente. Según los datos obtenidos por Aon, solo el 30% de los empleados encuestados son resilientes de acuerdo con tres indicadores básicos: el sentido de seguridad, el sentido de pertenencia y la capacidad de los empleados para alcanzar su potencial. La resiliencia en un entorno laboral significa que las personas pueden adaptarse mejor a situaciones adversas, gestionar el estrés y mantener la motivación, lo que permite a las organizaciones gestionar mejor el cambio.

La investigación muestra, sin embargo, que el 42% de todos los empleados encuestados no se siente seguro en el trabajo, el 52% no siente orgullo de pertenencia y el 55% no siente que puede alcanzar su potencial, siendo los datos para España muy similares.

La importancia de la salud y el bienestar

Las empresas europeas que venían haciendo más por la salud y el bienestar de sus plantillas han sido más propensas a adoptar medidas significativas y rápidas para garantizar la seguridad y el bienestar de su fuerza laboral durante las primeras semanas del COVID-19. Si bien la mayoría de los empleadores realizaron alguna acción, aquellos con enfoques amplios sobre el bienestar fueron capaces de hacer mucho más. En el nivel más básico, sólo el 34% de las organizaciones sin un programa de salud y bienestar animó a su personal a trabajar desde casa, en comparación con el 48% de las organizaciones que ya contaban con algunas iniciativas sobre la salud y el bienestar y el 63% de las organizaciones que tenían implantado un programa amplio.

Gonzalo Martínez Coco, director de Wellbeing de Aon España, afirma que “el bienestar de los empleados no es un concepto nuevo, pero sí reciente y todavía en desarrollo en muchas compañías. Ahora, con la pandemia de COVID-19, su ámbito ha evolucionado hacia el concepto de resiliencia, pues es ahora cuando los líderes de las compañías, y todos nosotros, somos mucho más conscientes de nuestras debilidades y de la necesidad de trabajar nuestra capacidad, y por ende la de las empresas, de aceptar y adaptarnos a los cambios”.

Por su parte, Geoffrey Kuhn, vicepresidente senior y actuario de Health Solutions, Aon, afirma que “los resultados del informe muestran y demuestran que las empresas valoran de forma positiva los programas de bienestar. Y que ayudan a mejorar positivamente la resiliencia de los empleados. Pero también nos indican que sin una planificación estratégica no se logra mejorar la resiliencia de la fuerza laboral, que será la que al final determine el futuro de la empresa y que esta prospere, se adapte o acabe desapareciendo”.

Resiliencia y empleados comprometidos

Aon define a los empleados comprometidos como aquellos que muestran entusiasmo por su trabajo, que están motivados, y que sienten que permanecerán en su empresa con un orgullo real de pertenencia. Si un empleado cumple con todos estos factores, se define como comprometido. En esta línea, el 71% de los empleados resilientes cumple con la definición de empleado comprometido, mientras que solo el 16% de los no resilientes la cumple, lo que supone una brecha del 55%.

La investigación también indica que la resiliencia se triplica cuando las empresas implementan un programa integral de bienestar que respalda tanto las necesidades físicas como las sociales, emocionales, financieras y profesionales. Solo el 15% de los empleados es resiliente dentro de organizaciones que no ofrecen iniciativas de bienestar, el 29% es resiliente si se ofrece algún tipo de programa de bienestar, y el 45% de los empleados lo es si trabaja para una empresa que ofrece un programa integral de bienestar.

Es necesario priorizar la salud

Andrew Cunningham, CCO de EMEA, Health Solutions, Aon, añade que “si bien las organizaciones pueden sentirse más expuestas ahora, la realidad es que la fuerza laboral asume siempre este tipo de riesgo. Las personas que no priorizan su salud y bienestar pueden ser más vulnerables a enfermedades a largo plazo (cánceres, diabetes, enfermedades cardíacas) y, en el caso del COVID-19, mayor impacto de una nueva enfermedad. Enfermedades como la depresión cuestan a la economía global más de 1 billón de dólares son valoradas más recientemente. Pero la pandemia, de nuevo, las ha convertido en centro de atención. Parece difícil asumir que haya sido una lucha convencer a los líderes de que consideraran el bienestar como algo más que un ejercicio para cubrir el expediente. Pero lo ha sido, y para algunos, todavía lo es«.

Ya había muchos desafíos a los que se enfrentaban los líderes empresariales. Desde el daño potencial a la marca y la reputación, pasando por la complejidad constante de la adquisición, retención y desarrollo del talento en un momento de cambio acelerado, aunque muchos de estos palidecen hasta la insignificancia en comparación con el desafío de la desaceleración económica global causada por COVID-19«.

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