El 70% de las sanciones de tráfico impuestas por los consistorios están relacionadas con la seguridad vial y el 30% con la movilidad o el aparcamiento
El tópico no es nuevo. Frases como “los Ayuntamientos sólo piensan en recaudar”, “van a cazar al conductor” o “utilizan las multas para cuadrar sus cuentas” las hemos oído muchas veces. Pero, ¿hay algo de cierto en ellas? ¿Funcionan las multas de tráfico como la “caja registradora” de los ayuntamientos o es sólo una leyenda negra inventada por los conductores cuando somos sancionados?
A priori, la respuesta puede parecer sencilla, ya que, según las cifras, los ayuntamientos españoles multan hasta cinco veces más que la DGT. De hecho, la administración central aporta solamente el 14% de las sanciones de todo el territorio nacional, mientras que los consistorios suponen más del 76%.
Sin embargo, conviene no precipitarse en las conclusiones, porque hay matices importantes. Pese a la creencia general, el 70% de las multas de tráfico impuestas por los ayuntamientos españoles están directamente relacionadas con la Seguridad Vial y tan sólo el 30%, con la movilidad o el aparcamiento, lo que destierra el mito de que las multas se imponen fundamentalmente por razones recaudatorias. Además, los datos de accidentalidad no acompañan a los conductores: desde 2011, el número de accidentes con víctimas en las zonas urbanas se ha incrementado un 20% y el número de fallecidos sólo ha descendido un 3,5% en las ciudades frente al 22% registrado en las carreteras.
Por otro lado, la presión sancionadora ha perdido diez puntos entre los años 2011 y 2014, debido, en gran medida, a una importante reducción en el número de desplazamientos. O dicho de otra forma: cuanto peor es el entorno económico, menos desplazamientos en coche se producen y, por tanto, hay menos riesgo de sufrir una multa.
Pero, independientemente de su evolución… ¿Cambian las multas nuestra forma de conducir? Pues a tenor de los datos, la respuesta es no. De hecho, casi el 60% de los conductores admite sobrepasar los límites de velocidad de forma habitual, principalmente en vías de circunvalación y travesías urbanas. No es de extrañar, por tanto, que más de cuatro millones de conductores españoles reconocen haber sido multados por su ayuntamiento hasta cinco veces en los últimos cinco años.
Éstas son algunas de las principales conclusiones del estudio Multas, ¿recaudación o reeducación? Sanciones de tráfico en los Ayuntamientos españoles (2011-2014), presentado recientemente por la Fundación Línea Directa. El estudio, que analiza en profundidad más de 675.000 multas de tráfico impuestas por las diferentes Administraciones Públicas entre los años 2011 y 2014, se completa con una encuesta realizada a 1.700 conductores de toda la geografía nacional que recoge la percepción de los españoles sobre este tipo de sanciones.
La Fundación Línea Directa ha elaborado un ranking con los consistorios que más multan. Para ello, ha establecido un criterio de proporcionalidad entre el número de sanciones impuestas en cada capital de provincia y los conductores que la compañía tiene en cada ciudad.
El resultado arroja aspectos sorprendentes, ya que aunque las dos capitales donde más se multa son Madrid y Barcelona, respectivamente, ciudades como Palma de Mallorca o Granada aparecen a continuación. En el lado contrario se sitúan Cáceres, Badajoz y Jaén, donde las multas de tráfico son la excepción.
También se percibe una importante diferencia entre las capitales de provincia y el resto de municipios, ya que, en proporción, las primeras sancionan hasta seis veces más que los segundos. ¿Las razones? Las aglomeraciones, el número de desplazamientos y la forma de conducción, muy condicionada al ritmo de vida.
En cuanto a la tipología, las multas más habituales en las capitales son las de exceso de velocidad (44%), seguidas por el estacionamiento regulado (27%) y el estacionamiento indebido (13%), que afecta a cruces, zonas peatonales o doble fila, entre otros. A más distancia aparece el no respetar la señalización (5%), que incluye infracciones como saltarse semáforos, la señalización vertical y horizontal o no seguir las indicaciones de los agentes de circulación. También es destacable el número de multas por no notificar la identidad del conductor en caso de pérdida de puntos (4,5%), una sanción bastante desconocida que puede triplicar el importe inicial.
Los conductores españoles siguen siendo muy críticos con los Ayuntamientos: casi el 90% atribuye carácter recaudatorio a las multas y el 60% piensa que los radares de las ciudades y sus circunvalaciones persiguen obtener cuanto más dinero, mejor. A pesar de ello, la realidad es otra, ya que el número de las sanciones de tráfico impuestas por las autoridades municipales en los últimos años ha descendido notablemente.
En cuanto a la actitud de los conductores sancionados, las multas menos aceptadas son las de aparcamiento. De hecho, el 60% de ellos cree que la única función de los trabajadores del estacionamiento regulado es sancionar.
Los cuerpos policiales salen mucho mejor parados, ya que alrededor del 75% de los conductores valoran positivamente su labor, aunque el 65% señalan como aspectos a mejorar su actitud y su presunta orientación a la recaudación. Otro aspecto a destacar es la opinión de los conductores españoles sobre los recursos a las sanciones, ya que el 73% piensa que no hay posibilidades reales de ganarlos. Otra conclusión llamativa de la encuesta es la falta de conocimiento de los españoles sobre el destino de las multas.
En cuanto al perfil del sancionado, es un hombre de entre 35 y 44 años y reincidente; en el lado opuesto se sitúan las mujeres conductoras, que además de ser menos multadas son también mucho menos reincidentes.