Con el mal tiempo, la estabilidad y la adherencia de la moto en el asfalto disminuyen, provocando que los desplazamientos en moto sean peligrosos. La lluvia, el viento, la nieve y la niebla son algunos de los factores que pueden no sólo influir en nuestra conducción, si no afectar también al estado de nuestra moto. Por ello, AMV destaca las claves que debemos tener en cuenta si nos enfrentamos a estos enemigos naturales.
Puesta a punto: ¿Cómo preparamos nuestra moto?
Antes de circular, debemos tener presente que los neumáticos, siempre hemos de tener presente que juegan un papel fundamental, ya que son el único nexo entre la moto y el asfalto. La profundidad de los canales de la banda de rodadura deber ser superior a 1,6 milímetros, y la presión de los neumáticos, tiene que ajustarse a la que recomienda el fabricante y revisarse, a ser posible, con las gomas frías.
En cuanto a las suspensiones, su trabajo es primordial para que la estabilidad de la moto no se vea comprometida. Y no sólo eso: si no se encuentran en buen estado pueden contribuir al desgaste de los neumáticos y de la transmisión y provocar un mayor consumo de carburante.
Por lo que respecta a los frenos, de su conservación dependerá que nuestra moto se detenga con mayor o menor eficacia. Para evitar situaciones de riesgo, revisar tanto el nivel y estado del líquido como de los discos y pastillas –tambor y zapatas si fuese el caso– es de vital importancia.
Más de la mitad de las llamadas que realizan los motoristas a los servicios de asistencia tiene que ver con la batería de su moto. Razón de más para comprobar su estado con frecuencia. Una medida preventiva que evitará que nos deje tirados.
Durante la conducción de la moto
Al arrancar, es recomendable dejar el motor al ralentí durante unos minutos para que vaya poniéndose “en forma” y el aceite pueda llegar a las distintas partes de la mecánica. Es razonable: si el cuerpo humano necesita un calentamiento previo antes de una actividad física, no conviene ser muy exigentes con el propulsor nada más accionar el contacto.
Este mismo consejo sirve para los primeros kilómetros. Con bajas temperaturas, tanto el motor como los neumáticos, las suspensiones y los frenos –el triángulo de la seguridad– requieren algo más de tiempo para funcionar correctamente. La paciencia y una conducción progresiva ayudan a mantener la “máquina” en buen estado y mitigar el riesgo de caída. Asimismo, se debe aumentar la distancia con el vehículo precedente y accionar más suavemente el puño del gas y los frenos.
En carretera, la humedad y el hielo suelen concentrarse fuera de la trazada. Por ello, no es conveniente salirse de ella. Además, las rodadas de otros vehículos nos servirán de referencia en los días de niebla o cuando los servicios de mantenimiento de carreteras esparzan sal en la vía para combatir la nieve y el hielo.
Por último, debemos tener en cuenta que un casco y ropa reflectantes también nos serán de gran ayuda. En el caso del primero, una visera limpia nos aportará un mayor campo de visión. Y en caso de accidente, ¿Qué coberturas dan los seguros de moto (con o sin tercero identificado)?
Daños en la moto
Además, en lo relacionado con los daños en la moto, por regla general los seguros de moto básicos (conocidos como a terceros) cubren la responsabilidad civil obligatoria, es decir, los daños causados a otros vehículos.
Con el seguro Terceros Premium de AMV, tendrás cubiertos los daños propios en caso de siniestro responsable (uno al año) con tercero identificado y cubierto por la responsabilidad civil obligatoria de la póliza, con un máximo indemnizable de 400€. El seguro Todo Riesgo de AMV, en caso de pérdida total de la moto, reembolsará el valor de nuevo el primer y segundo año.
En las caídas fortuitas o resbalones, si la cobertura de accidentes al conductor no está incluida, el seguro no protegerá las lesiones del conductor causadas por el accidente, por lo que los gastos médicos y de rehabilitación no serán cubiertos y los tendrá que asumir el conductor (responsable del accidente).
Debido a la gran importancia de dicha cobertura, desde AMV se recomienda a todo cliente contratarla para que esté cubierto ante cualquier imprevisto por su seguridad y tranquilidad.
Si durante un desplazamiento con nuestro vehículo tenemos una avería, accidente u otra eventualidad, será la cobertura de Asistencia en Viaje lo que cubrirá los riesgos asociados al vehículo asegurado. Como traslado o remolque, rescate, reparaciones in situ, etc. Para las personas ocupantes del vehículo, estará cubierto el transporte al domicilio. Así como gastos de hotel, regreso anticipado de familiares, gastos de custodia del vehículo, etc.
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