Mapfre se ha adherido a los `Compromisos para la privacidad y la ética digital’ de la Fundación Cotec; un código de buenas prácticas que pretende servir de base para el diseño de políticas y procesos que garanticen la privacidad y el uso ético de los datos de clientes y usuarios. Junto a Mapfre, se han unido a estos pactos otras 22 organizaciones españolas, entre grandes compañías, administraciones públicas y fundaciones.
El texto nace para dar respuesta al desafío que supone el tratamiento de los datos en un contexto de transformación digital, en el que adquieren una importancia creciente la aplicación de principios éticos en la gestión de la privacidad, y especialmente en el desarrollo y uso de aplicaciones basadas en datos. Para ello, Cotec, fundación sin ánimo de lucro destinada a promover la innovación, creó un grupo de trabajo con el objetivo de analizar y proponer un modelo de privacidad y ética digital en la gestión de los datos de las personas, en el que Mapfre ha participado compartiendo su experiencia.
El nuevo compromiso de Mapfre
El resultado es un documento que puede ser empleado por las organizaciones adherentes. Para transformar sus políticas en torno a la gestión de la privacidad y el uso ético de los datos. De este modo, tras estudiar las tendencias y retos del sector, los riesgos y oportunidades en la gestión de la privacidad y los principios éticos en el uso de los datos, se establece un decálogo con los compromisos para la privacidad y ética digital.
Entre dichos compromisos se incluyen aspectos como la necesidad de situar a la persona en el centro del diseño de los servicios referentes a datos; tener en cuenta y aplicar criterios que eviten sesgos discriminatorios y partan del principio de homogeneidad en el diseño de los algoritmos; designar a un responsable del algoritmo, especialmente en la utilización de macrodatos, para que exista supervisión sobre las decisiones y clasificaciones; o actuar bajo el principio de transparencia, evitando la vigilancia y monitorización masiva; y buscando un equilibrio entre la seguridad, la privacidad y el control sistemático.
La adhesión a este decálogo es “una demostración de compromiso y preocupación por la gestión de la privacidad desde la perspectiva de la gestión ética de los datos; que permita además fomentar la confianza de la sociedad en el tratamiento de los datos y la promoción de su uso responsable”.
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