El seguro agrario se ha convertido en una herramienta imprescindible para agricultores y ganaderos por diversas razones. Principalmente, por el aumento de los siniestros. Se computa que en España se producen una media de 1,5 millones de incidentes agrarios al año. Esta cifra supone 750 millones de indemnizaciones. Ciertamente, el coste de estos deterioros son inasumibles para la mayoría de agricultores y ganaderos, de ahí la necesidad de contratar un seguro agrario. Otro de los riesgos añadidos para la explotación agraria son los problemas derivados del cambio climático, como es el caso de la sequía.
Olga Juárez
El Sistema Español de Seguros Agrarios da cobertura al sector agropecuario frente a los riesgos climáticos, con una intervención mixta entre lo público y lo privado. Tal y como indica Rafael Sarrión Landete, director general de Agropelayo, “en la parte pública se encuentra el Ministerio de Agricultura, representado a través de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) con unas competencias claras sobre la materia agronómica, la Dirección General de Seguros, como órgano regulador del sector asegurador, y el Consorcio de Compensación de Seguros, donde hay que destacar su papel reasegurador. A ellos hay que sumar las Comunidades Autónomas.”
En la parte privada están las aseguradoras, agrupadas en Agroseguro, quienes realizan la contratación y asumen los riesgos derivados del contrato de seguro. “El tercer pilar del Sistema es el sector agropecuario, representado a través de las Organizaciones Profesionales Agrarias y las Cooperativas”, comenta Sarrión Landete.
Sequía: sin rastro de lluvia en 2022
Los ganaderos y agricultores están viendo perjudicadas sus producciones por la falta de agua en diversos puntos de la geografía española. La primera mitad de 2022 se caracterizó por una marcada irregularidad en las precipitaciones. El invierno se presentó con ausencia de lluvia en todo el territorio nacional. Sin embargo, las leves precipitaciones de marzo y abril aliviaron la situación, mejorando las expectativas de ganaderos y agricultores. Este breve consuelo no fue suficiente, puesto que el verano se adelantó. Mayo y junio llegaron más secos y cálidos de lo habitual, con la humedad del suelo limitada en consecuencia a las altas temperaturas registradas.
Como indica Sarrión, esta consecutiva desdicha ha provocado daños irreparables en gran parte de los cultivos herbáceos. “Cuando se inició la recolección de los cultivos herbáceos en junio, se empezaron a conocer las mermas de producción, y a fecha 31 de agosto, ya que aún no disponemos de los datos de septiembre, la siniestralidad estimada se sitúa en unos 660 millones de euros, cifra en la que hay que incluir la severa helada del mes de abril, afectando principalmente a los frutales.” A esta cifra habría que sumar las pérdidas previstas que se darán a conocer en los próximos meses, sobre todo, en el cultivo olivar, que se constatará cuando comience la recolección.
La falta de agua y las altas temperaturas, afectan prácticamente a todas las comunidades, ninguna se escapa de los efectos causados por esta sequía. Es cierto, que en algunas zonas las pérdidas son más significativas que en otras. Por ejemplo, el cereal se ha visto afectado, especialmente, en las dos Castillas, Andalucía, Cataluña y Navarra. Definitivamente, en las zonas de producción en secano. “En lo que queda de año, falta cuantificar los efectos de la sequía en olivar, siendo la principal zona productora Andalucía, aunque también se cultiva en otras zonas a lo largo de todo el territorio nacional”, indica Sarrión. Los cereales, olivos, almendros, e incluso la viña, han sido los cultivos más dañados por la sequía, produciendo graves pérdidas en la cosecha.
La sequía también es una problemática con la que debe lidiar el sector asegurador agrario. Este evento climático desolador genera un alto impacto en las producciones agrícolas y, por ello, induce a importantes indemnizaciones a las que las aseguradoras deben hacer frente. En provincias como Ciudad Real, la mitad de los siniestros en el campo proceden de la sequía, más de 19.000 hectáreas se han visto afectadas en esta parte de la geografía manchega. “Este tipo de eventos no los podrían soportar las aseguradoras por su propia cuenta, solo podemos hacer frente a las consecuencias de la sequía, al igual que otros riesgos, al contar con un sistema de coaseguro entre todas las aseguradoras, a través del Pool de entidades, Agroseguro, y con un potente reaseguro del Consorcio de Compensación de Seguros, fundamentales para afrontar este tipo de riesgos catastróficos”, argumenta Sarrión.
Nerviosismo por un otoño seco y cálido
Las previsiones para el final de 2022 apuntan a que podría seguir la estela del verano. Las temperaturas podrán estar por encima de la media, además la sequía no remite, la falta de lluvia seguirá presente en la mayor parte de la geografía española. Teniendo en cuenta este contexto presente y futuro, es esencial tomar medidas o alternativas para mitigar la situación devastadora por la que pasan agricultores y ganaderos. Por parte de las aseguradoras, delegan las funciones de estudio de los riesgos y su seguimiento a Agroseguro, y las entidades participantes del Comité Técnico. “Por la parte de las entidades, lo único que se puede hacer es realizar el análisis de los distintos riesgos para buscar el equilibrio técnico, como en cualquier ramo de seguro”, comenta Sarrión.
El director General de Agropelayo califica el sector agropecuario como vulnerable, puesto que su ajuste es “complicado”. “Hay que tener en cuenta que el cambio climático es una realidad, y por tanto, no solo con ajustes actuariales se podrá corregir la siniestralidad, sino que todos los actores del sistema tendrán que actuar. La Administración con el ajuste de su apoyo, tanto en materia de subvenciones como de reaseguro, y los agricultores con la elección de cultivos apropiados en función de las nuevas condiciones climáticas”, concluye.
Medidas sociales, fiscales y financieras
Es crucial el compromiso de todos los actores para conseguir la sostenibilidad del sistema asegurador agrario. Por esta razón, el Gobierno ha adoptado medidas urgentes para suavizar el efecto de la sequía en el sector primario. Las medidas aprobadas corresponden a seis departamentos ministeriales y afectan al ámbito fiscal, laboral, financiero e hidrológico, con un impacto de 450 millones de euros. Entre las medidas de carácter social destaca la prórroga del pago de las cuotas de la Seguridad Social, la reducción de 35 a 20 del número de peonadas, la percepción de subsidios agrarios en Andalucía y Extremadura y la posibilidad de que los trabajadores temporales agrarios puedan alcanzar la condición de fijos discontinuos.
Por otro lado, en el ámbito fiscal, se comprime un 20% el rendimiento neto en la estimación objetiva singular del régimen agrario y ganadero, y se exime de IVA rústico a aquellas explotaciones que hayan sufrido una baja del 30% en sus producciones agrarias o ganaderas. Además, se ha creado una línea de ayudas en régimen de concesión directa, para la bonificación de operaciones financieras, para ello, se ha habilitado un presupuesto de 10 millones de euros. También, los afectados podrán solicitar una línea de financiación de avales, cuantificados en 2,17 millones de euros, respaldados por la Sociedad Anónima Estatal de Caución Agraria (SAECA). Por último, se incrementa una dotación extraordinaria de 11 millones de euros para el 43º Plan de Seguros Agrarios Combinados.
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