El año 2020 fue protagonista de eventos tan importantes como la declaración de pandemia por el SARS-CoV-2 y el confinamiento. Durante aquel año, la cifra de suicidios registrados en Euskadi alcanzó las 184 personas. Un año después, con un escenario diferente y la implementación de diversas iniciativas dirigidas a mejorar la salud mental y prevenir el suicidio, iniciativas que han continuado durante 2022, las cifras han disminuido significativamente, explica IMQ.
Así, según las últimas informaciones del Instituto Vasco de Estadística (EUSTAT), con datos referidos a 2021, en la comunidad autónoma vasca se suicidaron un total de 148 personas, de las que 107 fueron hombres (72,30%) y 41, (27,70%) mujeres. Esto supone un 20% menos que los constatados en el año 2020. Por territorios, Bizkaia registró 71 suicidios (47,97%); Gipuzkoa, 49 (33,11%); y Araba/Álava, 28 (18,92%).
El suicidio, en cifras
En cuanto a las franjas de edad, la comprendida entre los 50 y los 59 años es la que más suicidios acumula, con 34 suicidios en 2021. El año pasado, el grupo etario con más suicidios era el de 40 a 49 años, pasando en 2021 al segundo lugar.
En 2021, entre los 20 y los 39 años, se suicidaron en Euskadi 21 hombres y dos mujeres. En el conjunto del Estado, el suicidio es ya la primera causa de muerte externa.
IMQ quiere desterrar mitos acerca del suicidio
Ante estos datos y con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, la Dra. Julia Rosa Bilbao, psiquiatra de IMQ, aboga por desterrar mitos en relación con el suicidio: «Se dice en el ambiente popular que hablar sobre las ideas de suicidio con una persona que esté en riesgo incita a que lo realice. Esto no es cierto. Hablar puede aliviar la tensión y reducir el riesgo de que se lesione o se mate; y puede ser la única posibilidad que la persona tenga para analizar estos propósitos autodestructivos y buscar otra salida».
Además de lo anterior, la experta pone de relieve que, según las investigaciones, «cada diez personas que se suicidan, nueve verbalizaron claramente sus propósitos con anterioridad y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida. Por lo tanto, estas señales nunca pueden ser consideradas a priori como un chantaje o manipulación de la persona para la obtención de un fin determinado».
Motivos que pueden llevar a la ideación suicida
La psiquiatra de IMQ explica que el suicidio «puede ser una consecuencia de la desesperación intensa a la que llega una persona debido a la presencia de una enfermedad mental, abuso de sustancias, ludopatía, enfermedad física y otros. La presencia de enfermedades mentales en el momento del suicidio varía entre el 27 y el 90% de los casos. El abuso de sustancias es el segundo factor de riesgo más común. En muchos casos, el abuso de sustancias está asociado con algunos trastornos mentales».
La experta recuerda que no existe ninguna teoría que explique el suicidio de una forma completa. No obstante, «la relación entre el suicidio y los trastornos mentales es conocida, aunque no es el único motivo. Hay casos en que se da en personas en situaciones de crisis que se sienten incapaces de afrontar, como problemas de salud (enfermedades, dolor crónico…), problemas económicos, de relación interpersonal, bulling, abusos sexuales, estados psicológicos, aislamiento desesperanza, pérdidas y un largo etcétera».
Buscar ayuda
En la mayor parte de los casos, la intención de una persona para suicidarse suele manifestarse de alguna manera. La Dra. Julia Rosa Bilbao enumera varias señales de alarma que pueden sugerir que una persona está pensando en suicidarse. La primera señal de alarma que apunta la psiquiatra se da «cuando la persona piensa a menudo en el suicidio, no puede dejar de darle vueltas, no ve ninguna salida a su situación o verbaliza directamente la idea o la posibilidad de suicidarse».
Otra señal de alarma se da cuando la persona lleva a cabo determinados preparativos relacionados con su desaparición, «como arreglar documentos o cerrar asuntos o trámites».
Cambios en la conducta
Por último, la experta de IMQ destaca que es necesario prestar atención también «a la aparición de cambios repentinos en su conducta como un aumento significativo de la irritabilidad, autolesiones, un incremento de la ingesta de bebidas alcohólicas en cantidades y frecuencia superiores a las habituales, grandes fluctuaciones del estado de ánimo, etcétera».
En cuanto a la controversia social y política sobre si hablar o no del suicidio, la Dra. Julia Rosa Bilbao señala que «es importante mantener el debate sobre el suicidio y darle visibilidad para instaurar y mejorar protocolos que faciliten la prevención».
También te puede interesar:
- Los efectos psicológicos de la pandemia serán mayores en el futuro
- Reale es la 6ª mejor empresa para trabajar en Europa