Tras los días de descanso y relajación, llega el momento de volver a la rutina, una etapa que puede resultar estresante para muchas personas.
Pasar del período vacacional a las responsabilidades cotidianas puede conllevar cambios emocionales que impacten negativamente en el estado de ánimo.
Tanto las personas mayores como los niños experimentan este periodo de manera más intensa debido a las peculiaridades de sus etapas vitales y a las diversas emociones y desafíos que les acompañan.
En el caso de los niños, la transición de las vacaciones al regreso escolar puede generar ansiedad a causa de la separación de sus familias y la readaptación a las exigencias académicas.
En el caso de las personas mayores, es posible que sientan un mayor aislamiento cuando las vacaciones llegan a su fin y las familias regresan a sus ocupaciones cotidianas.
Paliar la inestabilidad emocional
La interrupción del tiempo de descanso, la necesidad de enfrentar las demandas laborales o escolares y la sensación de perder la libertad y la flexibilidad de los horarios puede contribuir a la inestabilidad emocional que muchas personas experimentan durante esta etapa.
En muchos casos, este estrés es temporal y tiende a disminuir a medida que nos aclimatamos nuevamente a las responsabilidades habituales. Sin embargo, durante el tiempo que dure el proceso de adaptación, es posible que algunos niños y personas mayores necesiten un apoyo adicional.
Los expertos de Sanitas Mayores comparten una serie de consejos:
- Transición gradual. Los cambios bruscos pueden ser estresantes para las personas mayores. Por ello, se recomienda que durante los días previos se vayan reintroduciendo las actividades diarias y los horarios habituales paulatinamente.
- Fomentar la socialización. La vuelta a la rutina podría implicar una reducción en las oportunidades de socialización, algo especialmente complicado para los mayores. Ayudarlos a mantener conexiones sociales organizando actividades grupales, o visitas de amigos y familiares puede ser muy beneficioso.
- Dedicar tiempo al ocio personal. Integrar actividades placenteras en su rutina diaria, como los pasatiempos, los ejercicios suaves o los momentos de lectura. Estos tiempos de tranquilidad y concentración proporcionan múltiples beneficios para su bienestar emocional y general.
- Realizar actividad física. El deporte aporta mucho a las personas mayores. Al liberar endorfinas, mejora su estado de ánimo y reduce el estrés. La realización de ejercicios suaves como caminar, nadar o hacer yoga ayudará además a mejorar su energía y predisposición.
- Cuidado propio. Es preciso animar a las personas mayores a cuidar de sí mismas. Esto implica escuchar sus necesidades físicas y emocionales, descansar adecuadamente y buscar apoyo cuando sea necesario.
Para los niños, también se trata de un momento delicado
Los psicólogos de BluaU de Sanitas detallan una serie de consejos específicos para ellos:
- Mantener una comunicación abierta. Responder a sus preguntas y preocupaciones sobre la vuelta a la rutina y explicarles lo que pueden esperar de esta etapa.
- Fomentar la positividad. Destacar los aspectos positivos como reencontrarse con amigos, aprender cosas nuevas en la escuela o participar en actividades que disfrutan.
- Establecer rutinas claras. Los niños se sienten seguros y tranquilos cuando saben qué esperar. Incluir momentos para la tarea, el juego, el tiempo en familia y el tiempo libre les ayudará a adaptarse más fácilmente a la nueva rutina.
- Crear espacios de descanso y diversión. El juego y la relajación son esenciales para su bienestar. Proponer actividades creativas, al aire libre y momentos de relajación para equilibrar el tiempo dedicado a las responsabilidades.
En caso de que el sentimiento de estrés y ansiedad perdure en el tiempo, es importante considerar la posibilidad de buscar ayuda profesional, concluye la psicóloga de BluaU de Sanitas, Laura Almudena Zapardiel Gonzalo.
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