Después de enfrentarse a las dos primeras olas de la pandemia, las corredurías gallegas han tenido que aprender a combatir la crisis económica y social en la que se ha visto envuelta la sociedad. Ha habido sectores muy afectados que se han visto obligados a cerrar, nuevos protocolos que adquirir y planes de trabajo a los que sumarse. Todo ello ha generado una gran depresión económica y social derivada de una gran crisis sanitaria, explica Agacose. Sigue leyendo