La muerte de un familiar es uno de los trances más difíciles que debemos afrontar. Además del impacto emocional, las consecuencias económicas pueden ser funestas para el patrimonio familiar. Los gastos del sepelio o el impuesto de sucesiones pueden llegar ser insignificantes comparadas con otros efectos financieros sobre el cónyuge y los hijos: sostenimiento, manutención, estudios. El último año, España batió su propio récord con cerca de 40.000 casos de renuncias a la herencia. Sigue leyendo