Durante el verano, las altas temperaturas afectan de manera especial a las personas de la tercera edad. Y es que tienden a deshidratarse más rápido que el resto de la población, con el riesgo de sufrir caídas y desmayos por el calor. Esta circunstancia se acentúa si el mayor está bajo algún tratamiento médico y toma medicinas que interfieren en su organismo y temperatura corporal.
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